Ernesto Pérez Vera nos presenta su nuevo libro: «HECHOS PROBADOS A SANGRE Y FUEGO»

El ex agente de policía y autor de varios libros de temática policial, Ernesto Pérez Vera, está a punto de publicar su nueva obra «Hechos probados a sangre y fuego», a través nuevamente de la prestigiosa editorial Tecnos del grupo Anaya. Con él hemos hablado sobre el inminente lanzamiento de su esperado nuevo libro.

– Se ha hecho esperar, pero por fin en los próximos días podremos conseguir tu nuevo libro «Hechos probados a sangre y fuego» en las principales librerías y tiendas especializadas del país. ¿Qué vamos a encontrar en esta nueva obra que difiera de las anteriores?

Como en las obras anteriores expongo, en 10 capítulos, la etiología, el estudio del porqué (igualmente cómo, dónde y cuándo), de un sinfín de episodios violentos reales en los que muy recientemente funcionarios de la fuerza pública, y también varios vigilantes de seguridad, se vieron implicados. Son eventos en los que los agentes fueron atacados con todo tipo de armas e instrumentos peligrosos de uso corriente. Desgrano, en este tercer ensayo narrativo, cómo sobrevivieron todas estas personas, algunas de las cuales resultaron heridas de gravedad antes o durante la ejecución de sus actos defensivos a tiro limpio o mediante el empleo de otros medios, como defensas policiales (porras) o dispositivos electrónicos tipo Taser. Algunos hay que dispararon e hirieron pero no para salvar sus pellejos, sino el de terceras personas.

La diferencia fundamental está, con respecto a los títulos anteriores, en que cada capítulo expone un suceso principal con actuantes, actores o intervinientes principales, a los que se unen breves sucesos que hilan casuística y literariamente con los hechos principales, habiéndome entrevistado tanto con los protagonistas de los sucesos que dan cuerpo principal al capítulo como con quienes protagonizan los tiroteos de los incidentes secundarios.

Cada capítulo finaliza con una escueta y contundente moraleja que, bien entendida, resume sucintamente las historias narradas. No obstante, en “Hechos probados a sangre y fuego” he introducido un epílogo, una parte final de la obra que ofrece un remate argumentativo de traca. Menudo colofón, que es casi un capítulo de oro. Ahí deponen los policías bautizados en agosto de 2017 como los héroes de Cambrils.

– El título deja entrever uno de tus principales argumentarios desde hace muchos años. Y es que en España también hay disparos y nuestros agentes también sangran. ¿Crees que hay una mayor conciencia en la sociedad de que los enfrentamientos armados suceden de verdad?

No, nuestra sociedad no es del todo consciente de que estas cosas suceden en España como en casi cualquier otro país. No podemos comparar el número de tiroteos policiales producidos anualmente en España con los que acaecen en países como Estados Unidos, México, Brasil o Argentina, por mencionar algunos otros sitios. Pero sí que aquí se producen muchos más enfrentamientos armados policiales de los que la sociedad es consciente. Pero lo peor, y más peligroso y lamentable, es que la propia comunidad policial española tampoco quiere tomar conciencia de ello. El mantra ese de que aquí nunca pasa nada sigue canturreándose, casi ufanamente, por demasiadas plantillas de nuestras fuerzas de seguridad. Mientras respondo a esto, puedo decir que hace una semana una chica guardia civil, que para colmo se hallaba en prácticas (eventual es el término que utilizan en la Guardia Civil), le tuvo que pegar 3 tiros a un sujeto que al grito de que iba a matarla la acometió con 2 armas blancas. De esto va precisamente “Hechos probados a sangre y fuego”, de las bofetadas de sangrante realidad que el día a día me pone en bandeja para que escriba al respecto. Ella me ha reconocido que hasta esa noche también pensaba que allí, en El Rincón de la Victoria (Málaga), no pasaban cosas de esta magnitud.

Aprovecho la ocasión para felicitar de nuevo a Carolina, que es como se llama esta funcionaria en prácticas (su nombre está en la prensa generalista). Como es natural y habitual ante respuestas armadas de este perfil, no recibirá reproche judicial alguno, lejos de lo que los ignorantes y cobardes derrotistas balbucean por las esquinas, sobre las mugrientas barras de los bares baratos y escondidos tras sus mohosas taquillas. Muchos de estos palurdos engreídos se han permitido criticar negativa y públicamente la acción defensiva llevada a cabo por la joven guardia. ¡Cuánta burricie!

– En relación con la pregunta anterior, ¿crees que la formación académica del agente se está adaptando a esta nueva realidad delincuencial que estamos viviendo en nuestro país?

Sí y no. Me explico. Ante esta pregunta, siempre me veo obligado a recordar que existen 2 fuerzas estatales, 4 cuerpos autonómicos y casi 2.000 institutos armados de origen local o municipal, poseyendo cada una de estas instituciones su propia doctrina formativa, si bien en los cuerpos locales, a veces, la filosofía instructiva le viene dictada a nivel regional. Quiero decir con esto que cada casa es un mundo diferente a la casa de al lado. Aunque algunas de estas instituciones han modernizado un poco sus planes de tiro, sigue siendo poco por no decir nada. Algunos vivían tan encuevados que hacer ahora algo mínimamente más progresista les hace creer, por supuesto falsamente, que ya están a tope de avanzados. Se equivocan, solo han encendido una pequeña hoguera en la cueva, lo que, para ellos, ya es mucho.

Sin embargo, sí hay muchísimas plantillas, principalmente de fuerzas dependientes de corporaciones municipales, que ofrecen un nivel de formación tan amplio y exquisito que ya lo quisiera hasta el FBI. Pero claro, del mismo modo debo reconocer que la inmensa mayor parte de las plantillas y unidades, incluidas casi todas las locales, continúan ancladas en ideas retrógradas y arcaicas: o bien efectúan ejercicios de tiro estático desde diferentes distancias, siempre ilusorias y alejadas de la realidad criminal, o bien llevan a término divertidos recorridos de tiro que, como lo antedicho, se alejan del realismo aferrándose a dulces sueños y no a feas pesadillas. Porque eso es sobrevivir a balazos frente a cataneros, navajeros, etc. En el mejor de los casos se enseña a disparar y a manejar las armas, que ya es decir mucho. Pero no se enseña cuándo disparar y cuándo no hacerlo. Los instructores, como norma general ―ya hay muchos que se salen de ese patrón― no arengan a sus alumnos sobre la verdadera doctrina del Tribunal Supremo respecto al empleo del fuego contra semejantes cuando media la necesidad, la legítima defensa o el cumplimiento del deber.

Los enfrentamientos armados suelen darse a corta o cortísima distancia. También son, casi siempre, violentísimos. Y, como es de esperar, se ejecutan a una velocidad de vértigo. Por ello, por biomecánica, por biología y por fisiología, por naturaleza al fin y al cabo, el dinamismo se impone, como también la respuesta armada súbita. Nos alejamos de la fuente generadora de riesgo, a no ser que emocionalmente nos congelemos y esto desemboque en una petrificación física. Muchas veces nos alejamos empujando o golpeando al agresor para ganar centímetros vitales que nos reportan tiempo para tomar decisiones. Pero se nos sigue enseñando a estar quietos, estáticos, y a disparar desde rangos que nada en absoluto tienen que ver con los apuñalamientos o con la apertura de cráneos a base de mamporros.

Y con los recorridos de tiro habituales pasa igual, son más deportivos que policiacos. Desde luego, nada realistas. Se comienza desde lejos y se avanza, como si eso fuese lo frecuente en la vida real cuando un acometimiento se produce en un santiamén y durante una identificación, mientras se interactúa con un conductor sospechoso o con un presunto implicado en una riña doméstica o familiar. En ocasiones me recuerdan estos recorridos a la toma de una cota por parte un pelotón de infantería, ¡adelante! La naturaleza humana y la supervivencia urgente en la calle demuestran cosas contrarias. Esto es como si te enseño literatura para examinarte de matemáticas. Es por lo que la mayoría de mis entrevistados, que ya superan con creces el centenar de individuos, reconocen que no pudieron hacer nada parecido a lo que sí hacían plácidamente en la galería de tiro. De eso y de mucho más va “Hechos probados a sangre y fuego”.

– Para la portada del libro has elegido como protagonista a una mujer, que bien podría ser esa Guardia Civil que hace pocos días redujo a un agresor empleando su arma de fuego. ¿Son ellas protagonistas de alguno de los capítulos de tu nuevo libro?

En efecto. En España pocas veces se ven implicadas en sucesos de esta clase mujeres integrantes de cuerpos policiales. El caso más reciente y eficaz, también el más conocido anterior al que mencionas, es el de la agente del cuerpo autonómico catalán que en agosto de 2018, en la Comisaría de Cornellá (Barcelona), abatió con tres impactos de bala a un atacante armado con un cuchillo. El tipo murió y nunca hubo acusación contra esta mujer, como algunos vaticinamos en contra de lo que muchos agoreros decían. Y en este libro hay 2 chicas que cobran cierta cuota de protagonismo cuando sus compañeros, ambos varones, caen gravísimamente lesionados. Esta es la razón por la que he querido incluir en la portada a una mujer repeliendo un ataque y acarreando a su binomio herido.

– Otra de tus máximas, por cierto sobradamente demostrada, es que los enfrentamientos armados no ocurren sólo en las grandes ciudades. ¿Encontraremos en el libro algún suceso que nos sorprenda por su “rara avis”?

Por supuesto. Hay muchos sucesos de esta índole que se producen en municipios de 5, 6, 8 y 12 mil habitantes. Incluso en pedanías menos pobladas. Y precisamente creo que son, al menos en este libro, los incidentes en los que más inhumanidad derrocharon los agresores. Esta obra le descubrirá al lector, por ejemplo, cómo en uno de estos tranquilos pueblos un traficante disparó 27 veces con una pistola y como la fuerza pública atacada consumió más de 200 cartuchos con armas cortas y largas. ¿El resultado? Hay que leer el libro. De esto no hace mucho tiempo. Pero nunca pasa nada.

– Puede que alguno de nuestros lectores no conozca tu obra. ¿Cómo dirías que son tus libros? ¿Por qué crees que es importante y recomendable su lectura?

Mis libros son disecciones de la verdad más dura y oscura que existe: sobrevivir matando. Mis párrafos son desbrozadores del campo de los rumores y esterilizadores de las leyendas urbanas. Mis ensayos narrativos están cargados de la sinceridad humana extraída de los peores segundos de la vida profesional de muchos servidores públicos, si bien algunos de mis colaboradores pertenecen al sector de la seguridad privada. El libro es un bofetón a la entelequia que se enseña en las asépticas galerías de tiro. Tanto “Hechos probados a sangre y fuego” como los demás títulos son textos entretenedores y didácticos que versan sobre la realidad de la calle a la que un gran puñado de servidores de la ley y garantes de la seguridad ciudadana han sobrevivido hiriendo o matando a tiros, haciendo esto, casi siempre, de una manera diferente a como les habían dicho que pasarían las cosas si es que alguna vez pasaban.

Para escribir lo que escribo y, sobre todo, como lo escribo, siempre bebo de fuentes frescas y primarias. Lo mismo lo hago yéndome a las resoluciones judiciales, que no todas son sentencias porque no siempre hay juicios contra estos policías (casi nunca), que lo mismo me entrevisto profundamente con quienes investidos del carácter jurídico de agentes de la autoridad han matado o herido a balazos. En estos casos también estudio a fondo todos los informes médicos facultativos y todas las actas que componen los atestados policiales y los informes remitidos a las autoridades judiciales. Así es como se alcanza el tuétano, la sustancia más nutritiva de cara a redactar la narración de los hechos probados a sangre y fuego. Todo este proceso documental me apasiona, me divierte y me enseña.

– Por último, ¿dónde podemos conseguir este esperado «Hechos probados a sangre y fuego»?

Aunque el lanzamiento del libro está previsto para el 14 de abril, y así será, Amazon y La Casa del Libro lo ofrecen ya en preventa, con lo que si se adquiere ahora mismo, llegará a casa del comprador el mismo día 14. Pero una vez llegue esa fecha, el libro estará a la venta en cualquier librería. Y si no lo tienen porque los han agotado o por lo que sea, se puede encargar en el establecimiento y allí estará en pocos días. La tienda Mildot.es, especializada en material policial y militar, sita en Bétera (Valencia), también tendrá ejemplares a la venta.

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