EN EL PUNTO DE MIRA: LA REALIDAD SOBRE MATAR CONGÉNERES

Cuando le digo a la gente que dispararle a otro ser humano no es tan fácil como nos meten por los ojos en el cine, muchos me dicen que cierre el pico, que para ellos no resultaría emocionalmente duro ni contradictorio meterle 3 tiros a un menda. Es más, no son pocos los que me han respondido que como son tiradores de primera categoría en el seno de sus cuerpos de seguridad, pues que encima las 3 balas las meterían en la cabeza. Y oye, a ver, no es imposible hacerlo cuando lo que tienes ante ti es un trozo de papel con la fotografía de un malo o cuando el blanco presenta círculos concéntricos numerados. Eso sí, tirar contra carne humana viva… es otra cosa.

Sigamos. Uno no es que haya estudiado Psicología. Puede que uno ni tan siquiera haya estudiado nada. Pero lo que uno sí ha hecho durante toda su vida (desde niño) es viajar a lomos de innumerables libros, a horcajadas sobre incontables párrafos. Saltar de autor en autor es lo que tiene, que uno acaba viajando más que Willy Fog. Y es que, además, sin que uno haya entrado en combate con la jeta tiznada con pinturas de guerra, uno sí ha sobrevivido a tiro limpio. Estén muy al loro, porque eso marca tanto, que puede cambiarles la vida. Solamente una vez salvé mi vida, solamente una vez y nada más, que diría Luis Miguel. Pero la experiencia fue tan brutal, que rápidamente supe que era verdad todo lo que había leído; todo lo que había meditado; todo sobre lo que había reflexionado; todo lo que había asimilado; y casi todo lo que había sido capaz de transmitirle a mis compañeros, antes de aquella fatídica madrugada. Tanto es así, que aquel acto de supervivencia y dolor físico y emocional, se transformó en mi particular pistoletazo de salida como juntaletras.

Pese a esto, quienes practican tiro sin buscar solvencia real pipa en ristre, que suelen ser los mismos que desconocen cómo nos comportamos los humanos frente a estímulos altamente estresantes, seguirán manifestando, ligera y gratuitamente, que a la mínima que vean aparecer a un feo empuñando una fregona, le meterán 3 balazos y se quedarán tan panchos y tan anchos. Anda que no queda chulo recurrir a la manida cantinela que habla de salir del talego. Porque claro, de donde no se sale es del cementerio, pero tampoco se acaba en el trullo si la defensa a taponazos se ajusta a lo exigido por el ordenamiento jurídico. Pero como somos malos para nosotros mismos y nos gusta vivir abrazados a la miseria de la ignorancia, disfrutamos —los que lo hagan— compadeciéndonos: “¡Es que me pueden condenar, joder!”, se oye día tras días, en boca de quienes tienen más miedo a defenderse que a morirse.

Naturalmente que te pueden clavar una pena, alma de cántaro, y también te pueden clavar un pico en la cabeza, y también un cuchillo en el costado, y también un cristal en la cara; pero precisamente por eso hay que adiestrarse muy bien, e igualmente por ello hay que exigir la máxima calidad formativa, tanto en manejo de armas, como en manejo de razones legales, como en manejo de conocimientos básicos de neuro-psico-fisiología, en situaciones de supervivencia extrema. Esa es la razón por la que hay que dominar la lectura de las cartas de navegación y el motivo por el que hay que conocer la situación de los puertos, las islas y los bancos de arenas con los que uno puede toparse durante la singladura de la carrera profesional, haya o no haya tormenta. Porque ojo, la galerna más grande te la puede montar un tonto en menos que canta un gallo, acabando alguien muerto o herido en un periquete.

Pero no quiero perder el hilo de lo que hoy me ha traído hasta aquí. Estén atentos a este extracto de la entrevista publicada por ‘El País’ (01/02/2017), en la que Kevin Lacz, un antiguo miembro la Marina de los Estados Unidos, verbaliza:

Pregunta: Usted menciona que hay un 2 % de hombres que pueden matar sin verse afectados por ese hecho. Respuesta: Le escuché la teoría al teniente coronel Dave Grossman, ranger y psicólogo, fundador de la Killology, el campo de estudio sobre el matar. Hablamos de guerreros, no de psicópatas. De gente que puede participar en un combate de forma equilibrada, sin ramificaciones psicológicas. Puedes matar al enemigo sin angustias. En mi primer despliegue en Iraq me di cuenta de que encajaba en ese 2%. Cuando disparé a terroristas no tuve ningún remordimiento y sigo sin tenerlo. No se enseña a ser de ese 2%. Lo eres o no.

Pregunta: ¿Es fácil matar de un disparo? Respuesta: No diría que fácil. Puedes ser un buen tirador al blanco de papel, pero cuando por la mirilla ves a un tipo que respira… No creo que todos sean capaces. Cualquiera puede disparar un arma, pero no todos pueden dispararle a un ser humano.

Pregunta: Esa mirada intimidatoria suya, ¿es la mirada de francotirador? Respuesta: Es el ser consciente de todo a tu alrededor. Eso lo tendré siempre. Es la conciencia situacional. (Nota de Ernesto Pérez Vera: Esto se le aplaude a los miembros de las unidades especiales, en la misma proporción que sirve de burla cuando se trata de un policía patrullero).

Pregunta: ¿Sentía miedo en combate? Respuesta: Constantemente. Es consustancial a la lucha. Las personas que no tienen miedo son una carga negativa para el equipo. Es lo que haces a pesar del miedo, lo que te define”.

Significar que Lacz ejerció de francotirador, su especialidad, durante 2006 en Iraq, matando a varios miembros de la insurgencia, como parte de la sección Charlie del Equipo 3 de los SEAL. Nuestro hombre del día trabajó codo a codo con el famoso Chris Kyle, considerado el mejor sniper de la historia de las fuerzas armadas estadounidenses, con 101 muertos bajo el cañón de su arma. Kevin se resiste a desvelar a cuántos mató él, asegurando que a más de 10, mas sin llegar a la cifra de Chris, a quien considera un hermano y su mentor.

Kevin Lacz (derecha) junto al actor Bradley Cooper, con quien coincidió en el rodaje de la película «American Sniper», basada en la vida de Chris Kyle

Toca mirarse un poco por dentro. Toca pensar un poco en la cantidad de bobadas que solemos decir quienes llevamos pistola, porque es más fácil disparar de boquilla en la iluminada barra de un bar, que escupir plomo a bocajarro en un oscuro callejón.

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3s Comentarios

  1. Avatar

    Muy buen artículo. Muy bueno. Pensaba emplear el término malsonante coj…, pero no.

    Por cierto, Ud. no es un juntaletras: alguien que transmite su transformación personal de esa manera, es escritor.

    El que suscribe, en un artículo anterior de este sitio, decía –como comentario– algo así como que no me temblaría el pulso para apretar el gatillo, y sigo pensando lo mismo, a riesgo de estar completamente equivocado, y no le estoy contradiciendo. Pensaba en la defensa personal: salvarme yo, mi familia. Creo que lo haría sin contemplaciones. Ahora bien, estoy con Ud., y hago mías sus palabras, cuando describe la actividad de un policía o de un militar. Sí, le creo cuando afirma que es muy diferente.

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