Por muy andaluz que uno sea, y por Dios que soy ‘mu gaditano’, juro que no exagero al decir que diariamente recibo varios correos electrónicos, e incluso llamadas telefónicas y WhatsApps, remitidos por policías nacionales, policías autonómicos, policías locales, guardiaciviles, militares y vigilantes de seguridad, que me interpelan sobre cuestiones policiales. La verdad es que me siento halagado aunque a veces tenga que responder, con humildad, que tal o cual campo están fuera de mis entendimientos técnicos, teniendo que desviar las dudas hacia otros especialistas. Lo he hecho mil veces, y no pasa nada. Hay que ser solvente y consecuente con las respuestas. Seguro que el padre Mundina no respondería sobre balística interna. Zapatero, a tus zapatos, vamos. La honestidad y la coherencia al poder.
Si bien en algunas ocasiones me han contactado para ofenderme y recriminarme mi afición por escribir sobre materias policiales muy concretas y particulares, por considerarse estas personas policías de primera división mientras que a mí me tildaban de mindundi municipal de pacotilla, que no sabe de nada, lo cierto es que el 99,99% de las misivas tienen por objeto recabar mi opinión sobre asuntos profesionales. Suelo ser educado con esta clase de individuos, pero solamente un poquito, porque tengo que confesar que a algunos los he mandado directamente a la mierda.
Últimamente no son pocas las repuestas que he tenido que ofrecer sobre mi parecer respecto a que los agentes de la autoridad puedan disponer de armas largas, sin distinción alguna entre cuerpos. Esto genera muchísima controversia. Da pie a guerras internas en las propias fuerzas de seguridad (en todas). El mal está dentro del propio colectivo. Aquí, en este sector y solo en este caso, perro sí come perro. Somos malos e hijos de puta para nosotros mismos. A ver, todos los cuerpos locales no poseen o pueden poseer armas largas de dotación, puesto que esto lo regula a nivel autonómico cada región, mediante las leyes de coordinación de policías locales (existen 19 normas marco de este perfil). Según a qué comunidad autónoma nos asomemos, veremos o no escopetas, carabinas o fusiles, en manos de los municipales.
En el colectivo local, como en el resto, porque a esto que voy a decir no escapa color alguno, hay muchos agentes que preferirían llevar en la cintura un patito de goma en vez de una pistola, por lo que plantearles la necesidad de dotarlos de armamento largo supondría recibir un salivazo en la cara, amén de una campaña de desprestigio. Ahora bien, aunque abogo en aras de que los agentes dependientes de las corporaciones locales puedan contar con escopetas y cosas de esas, es más verdad que no quiero que ninguna administración invierta en este material, si antes no ha instruido abundantemente a su gente en el manejo de la herramienta principal: la pistola o el revólver.
Pienso que mientras sigan pululando por ahí miles de policías sin saber manejar sus armas cortas, más que de modo básico y encima con más miedo que siete viejas juntas, es una estéril y peligrosa pérdida de tiempo comprarles otro tipo de instrumentos de fuego. Eso sí, con ellos en los armeros todos los estamentos venden una maravillosa imagen pública que te cagas. De nivelazo. Menudas panoplias tienen algunos. ¡Joder! Se fotografían con los G36, con las escopetas y con los Cetme, hasta los que no saben ni desactivar el seguro manual de sus pistolas. Esos mismos que se mofan de sus compañeros operativos, se hacen fotos fantasmas fusil en mano, cuando creen que nadie los está mirando.
Qué pena más grande me dan aquellas instituciones que cuentan en sus arsenales con abundante y variado material de este tipo, sin que ni la mitad de la peña sepa sacarle partido. Algunos, que no son precisamente pocos, sufren pánico al rozar con la mano la empuñadura de la pistola, así que no cuento qué sienten cuando a veces, muy a veces, son obligados a pegar cuatro tiros de risa con la escopeta en la galería. Leches, me consta que hay tantos por cientos muy elevados de plantillas que se niegan a trabajar con las escopetas y los fusiles en el interior de los vehículos, por desconfianza en sí mismos. ¡Qué nivelito, Dios! Pero claro, y sé que voy a recibir hostias hasta en el carné de identidad: esto es lo que sucede cuando a uno le hacen conocer, que no comprender, el manejo infrabásico académico (nivel párvulo) de una cosa, para luego jamás volver a verla. Estas ásperas interioridades se niegan, se ocultan y se camuflan cara al alto mando y, sobre todo, cara a la opinión pública. Pero ojo, los jefes lo saben, digo que si lo saben, aunque nieguen la mayor y públicamente vendan lo contrario.
Sí, hombre, claro que en todas las unidades hay personal cualificado e incluso altísimamente cualificado, pero estos policías son los menos. En cualquier caso, soy de los que piensa que los que tienen que estar más entrenados y equipados no necesariamente tienen que ser los policías de los grupos especiales, que por supuesto también, sino los funcionarios de primera instancia e instrucción. Me refiero a los policías de urgencias. Hablo de los que te atienden en la calle, en una esquina cualquiera y a cualquier hora, cuando le dices: “¡Oiga, agente, por la calle de al lado va circulando un camión que está embistiendo y atropellando deliberadamente a cientos de personas!”. ¿Les suena lo sucedido en Niza (Francia), el Día de la Toma de la Bastilla…? Porque sí, coño ya, porque estos policías, los de la porrita, la radio y la pistolita, son los que se encuentran las situaciones más feas, delicadas y urgentes, sean del cuerpo que sean. Son los primeros en intervenir, sin que casi nunca les sea posible pedir apoyo a los Hombres de Harrelson. Son los que no disfrutan de tiempo para tomar muchas decisiones. Esta gente es la que resuelve sobre la marcha. Estos son, también, los peor entrenados y dotados. Sin embargo, siempre están ahí, hasta cuando algunos quieren escurrir el bulto echando balones fuera.
¿Queremos médicos de urgencias que no tengan la posibilidad material de hacer una traqueotomía de emergencia, porque en cuestión de horas puede acudir un cirujano especializado? ¡Ea! Pues meditemos sobre ello, aplicándonos el cuento.
Este artículo no quiere alzar nuevamente la pancarta del ‘sí a las armas largas’, dado que, como siempre digo, si en clase no nos enseñan correctamente a hacer los copiados, cómo carajo vamos a hacer una redacción decente; o sea, que si no sé utilizar con rapidez, seguridad y eficacia la pistola, que es lo que llevo encima todo el rato, cómo demonios voy a colgarme del cuello un fusil de asalto, por chulo que éste sea.
Con estos párrafos quiero decir, una vez más, que con una simple pistola bien utilizada y con dos o tres cargadores encima, se puede ser muy pero que muy resolutivo si se mezclan, en la debida proporción, buenas dosis de valor y adiestramiento. En Niza, como fehacientemente se ha podido comprobar, fueron agentes corrientes y molientes, de los que cortan las calles los días de feria y carnaval, los que eliminaron la amenaza, pipa en ristre. Dicen que un funcionario gabacho se encaramó a la cabina del camión y vació un cargador contra el conductor, acabando así con su miserable y repugnante existencia. ¡Ven cuánto se puede hacer, con tan poco! Eso sí, qué bien hubiese venido tener por allí, a mano, un cacharro de mayor potencia de fuego, aunque hubiese sido un viejo MAT-49, aquel característico subfusil galo de la empuñadura y del brocal del cargador plegables.
Mis palabras, como casi siempre, no proponen ejercicios concretos de entrenamiento. Únicamente pretenden llegar a algunas personas para que, si tienen capacidad de comprensión lectora, se quiten las orejeras de lana y las gafas de madera de una vez por todas, a riesgo de que vuelvan a mandarme a tomar por el anillo de cuero.
Para acabar, y aunque parezca propio de un capítulo de la teleserie “Los hombres de Paco”, tengo que decir que es una broma de muy mal gusto instruir a los policías en el manejo de la escopeta utilizando, exclusivamente, cartuchos de proyección (fogueo o salvas) y proyectándoles vídeos e imágenes fijas en pantallas gigantes. Aunque parezca cachondeo de mi cosecha, esto está ocurriendo porque hay prebostes y gerifaltes que confían en este sistema porque, como suelen decir cuando no hay micros en la costa pero sí moros acechándola, aquí nunca pasa nada. Cómo nos gusta cumplir lo justo, para cubrir expediente. Qué nuestro es eso de aparentar, en vez de ser. Cuánto Torrente suelto queda todavía.
7s Comentarios
Esteban
Como siempre Ernesto dando en la llaga, como dice el refrán: «cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar», pués ni por esas espabilan nuestros dirigentes.
Cuídense.
Un abrazo
Esteban «Kairyû»
Alberto Miguel Zamora
Secundo completamente las ideas fuerza del artículo, no te frustres con lo que restringen los jefes. No es un mal endémico de las policías locales. A poco que uno se sale de la norma y quiere avanzar en la instrucción, lo llaman pistolero paranoico y lindezas similares. El germen de estas deficiencias está en la descofianza en la propia profesionalidad y continúa con la comodidad de hacer lo justo. Lo que a mi modo de ver hay que hacer es ganarnos los corazones de nuestro entorno, inocular esta pasión a los que nos rodean hasta el punto de convencerles de portar fuera de servicio que es prestar un servicio de seguridad valiosísimo y gratuito incluso cuando se va a comprar al mercado. En la medida de lo posible comparto todo lo que sé con mis compañeros sin hacer mucho caso de los miedos de la jerarquía. Los españoles se merecen los FSCE y FAS mejor preparados para su seguridad.
Enhorabuena por tu excelente trabajo y vocación de servicio.
Recibe un cordial saludo
Antonio
Como miembro de seguridad privada puedo decir que a nosotros nos obligan a hacer unos ejercicios de tiro, si trabajas con arma 2 veces al año, y si tienes licencia pero no trabajas con arma una vez al año, si por algun motivo no realizas ejercios de tiro en 16 meses, no puedes trabajar con arma asta que realices el correspondiente ejercicio, y aun asi en muchos lugares trabajamos sin arma, lugares publicos, de mucha afluencia de gente y donde somos los primeros en dar la cara asta que se personen los FSCE, el unico medio de repeler una agresion seria como tu llamas el palito de goma para hacer frente a un inviduo armado, y en muchos casos estando solos porque no tenemos compañero, y es una realidad que sufrimos dia a dia, siendo un colectivo bastante olvidado.
Un saludo
mam
Coincido en parte en el articulo, vaya por delante que en su mayoria.
Haces bien en no separar a un patrullero de azul oscuro de uno de amarillo fosforito, por que en el fondo el nivel en armas puede ser muy parejo por desidia de ellos mismos y la complicidad de los de arriba.
Una parte muy importante es el querer y luego hablemos de como se imparten los conocimientos, creo qeu has dado en el clavo con esta frase «esto es lo que sucede cuando a uno le hacen conocer, que no comprender…» y cualquier formador ve claramente como se enfoca mal la enseñanza, pero no es menos cierto que es muy dificil motivar y transmitir conocimientos a quien le importa tres pepinos verdes, o si es de los que van por la galeria su objetivo trimestral es ganarle el cafe al compañero haciendo caso omiso de las instrucciones y consejos para mejorar, es mas, empleando trampas o falseando los ejercicios por el afan de ganar ese cafe, en vez de mejorar en la materia, como ya sabras es frustrante.
Luego esos mismos que han rozado varias veces para ser expulsados de la galeria por faltas de seguridad, te dicen que deberian de llevar armas largas en el coche por que con las pistolas poco pueden hacer ante las amenazas de hoy dia…
Personalmente soy muy critico con el sistema actual para formar a los policias en tiro (hablo de arma corta), esta basado en quemar polvora y poco mas, no se trabaja los factores psicofisicos, (ni siquiera teoricamente), no se trabajan entornos de 380 grados y no me refiero a disparar para atras, me refiero a que la gente no sabe desplazarse con su arma corta sin apuntarse una rodilla o al que va delante o detras, no saben desplazarse en binomio o en grupo con el arma en la mano, no saben que al otro lado del objetivo hay puede haber mas compañeros o mas personas, y ni son conscientes ni se lo inculcamos.
Recuerdo cuando era chaval y cazaba pajarillos con la de perdigones, que lo primero que me dijo mi padre es cuidado por que detras de la valla puede haber gente que no ves. Era una valla de malla de alambre de esas tipicas de cualquier cercado donde son casi transparentes, pero ese mismo dia se poso un pajaro en otra valla similar, apunte y dispare no le di y al quitar el arma de mi cara para recargar pude ver como habia dos hortelanos cogiendo lechugas y se estaban cagando en todo por que casi les doy un perdigonazo…
Aquello fue una clase importante y desde entonces (y han pasado muchos años) cada vez que disparo me aseguro de lo que puede haber detras incluso cuando haciamos controles previsualizaba mi zona de reaccion posible, evitando carreteras o donde un disparo fallido podria provocar un daño irreparable. No era dificil incluso era algo instintivo que incosncientemente me permitia adelantarme lo que podia suceder y que nunca sucedio.
Quiero decir con esto que no es tan facil el darle un arma larga a alguien, llevarle a una galeria que apunte en condiciones ideales y que realice 20 disparos al año, el arma larga por su potencia necesita mucha mas formacion (y no me refiero ir a una galeria), incluso para el arma corta recordemos el compañero de PL que dio a otro durante un tiroteo con el solitario, o el PMM que disparo a un agresor con un cuchillo y una esquirla hizo perder un ojo a un transeunte, o aquel PL en serranillos del valle que disparo a un toro en un parque lleno de gente y la bala impacto en el cuello de una niña, y muchos muchos mas casos sin importar el color del uniforme, donde sin dejar de lado el estres y sus efectos no se tiene en cuenta lo que hay detras por un posible fallo, entre otras cosas. Ahora imaginar que en sus manos tuvieran un arma larga con mayor potencia… quizas creemos un problema mayor…
Insisto no es cuestion de colores, si no de un entrenamiento y experiencia que jamas se les dara por que eso se lo dan a otros que no tienen que entregar citaciones, atender a la emisora, dejar un servicio para atender otro. Eso se lo dan a las unidades que de lunes a viernes entrenan en todos los aspectos del tiro y solo estan para atender una unica llamada.
Ignacio FE
Muy buen artículo, totalmente de acuerdo con los comentarios, coincido con Mam en que muchas veces el problema son los propios compañeros, que todo lo que tenga que ver con un entrenamiento serio y realista con las armas les suena peliculero, y claro ¡ellos no son unos flipados!, son todo unos profesionales que se creen muy prudentes cuando en realidad son unos ignorantes.
El otro día oí una conversación entre compañeros diciendo «que los compañeros que se ponían el chaleco antibalas para entrar en un bar eran unos imbéciles, que el chaleco había que ponerselo cuando era necesario, cuando te llaman para ir a un atraco, que llevan el chaleco porque son unos cagados» vamos una argumentación magnífica y lo mejor el uso del insulto para desprestigiar a quien procura ser un profesional, en fín, imagino que para esta gente el cinturón de seguridad del coche se lo pondrán cuando vayan a tener un accidente y no antes. Pero lo increíble de todo no era oir eso de un profesional de la seguridad pública (siempre hay gente que equivoca la velocidad con el tocino), lo increíble era ver como el resto le daba la razón, eso es desazonador.
Lo suyo sería abrir los ojos a esta gente con un entrenamiento de verdad, pero en mi último ejercicio de tiro pasó todo lo contrario, me tocó oir del monitorde tiro (persona que tiene un cursillo de dos días y que por lo general no sabe de lo que habla) lo peligrosísimo que es el cartucho en recámara (¡poco más que una ocurrencia temeraria!) además que las normas de seguridad interna lo prohiben ya que para que se produzca un disparo fortuito tiene que haber un cartucho en la recámara, no tener el seguro puesto y apretar el disparador, ¡evidentemente! por eso hay que recalcar que cuando se manipule el arma el dedito fuera del disparador y en el armazón, pero no, mejor el miedo que la oportunidad de reacción.
Yo personalmente si algún día me toca una actuación con armas de fuego con compañeros (Dios no lo quiera), no sé a quién voy a temer más si al delincuente, al fin y al cabo ya sabes sus intenciones, o al compañero que tiene la recámara vacía, el seguro puesto, lleva la mitad de la munición en el cargador, no ha limpiado su arma desde el último ejercicio de tiro y por supuesto no lleva el chaleco antibalas (todo esto sí debería ser motivo de correctivo).
Uno de azul
Obviamente el que no esté a favor de este artículo es que es uno de esos que se ríen y llaman FLIPADOS. A los que nos viéramos entrenamientos y cursos a más no poder ,pero que luego cuando ven la aguja mareada te DICEN un QUE HACEMOS? VE TU DELANTE
Antonio
Muy correcto y exacto el artículo,cuanta realidad. También hay que decir que de esos compañeros sin instrucción y sin armas en condiciones, muchos no quieren ser instruidos, que como suelen decir de la instrucción, eso son «fantasmadas». A veces para que aprendieran todos, tenían que suceder todos los días y a cada uno de los incrédulos situaciones como las de Niza o Munich ayer.
Aunque los jefes que tenemos y muchos monitores e instructores no acompañan, ya por poca o nulo conocimiento del tema, como hace referencia IGNACIO FE, en su respuesta, equivocando y confundiendo mas qudo e enseñando.
Un saludo