9mm Parabellum: Llegó, vio y venció

El calibre 9mm Parabellum es posiblemente la munición de arma corta más famosa y extendida en todo el mundo. Utilizada a diario por militares, policías, escoltas, y tiradores deportivos, los cartuchos del 9x19mm o 9 Luger ocupan buena parte de las páginas de la historia armamentística. Con más de 100 años a sus espaldas, esta munición tardó en llegar a España, pero cuando lo hizo se impuso sin miramientos a sus principales rivales: el 9 Largo y el 9 Corto. Esta es su apasionante historia.

Es longevo. Ya ha cumplido once decenios y sigue entre nosotros. Y pese a que a veces le regañamos, quiere seguir acompañándonos. Hablo del cartucho metálico que ocupa los cargadores de la inmensa mayoría de pistolas de este país y de más de medio mundo: el mítico 9mm Parabellum. Vino a ser, con tal apellido, el segundo hijo de aquella familia encabezada por el austriaco Johann Georg Luger, quien naciera el 6 de marzo de 1849. Cuando contaba 51 años de edad, Georg dio vida a su hijo mayor, el 7.65mm Parabellum (.30 Luger), un verdadero desconocido para quienes son usuarios forzosos de estas herramientas llamadas armas.

Luger, que en 1896 trabajaba para la Deutsche Waffen und Munitionsfabriken (DWM), procedente de la firma Ludwig Loewe & Company, creó aquel 7.65 con una vaina abotellada de 21mm de longitud. Ese tipo de casquillos era frecuente en la época para armas cortas: 7.63 Mauser y 7.65 Borchardt, por ejemplo. Su destino era la pistola Luger modelo 1900, la 00, que sería adoptada por el Ejército de Suiza el mismo año que da nombre al modelo. La pistola patentada por Georg fue diseñada en 1898. Posteriormente, en 1902, vinieron a ver la luz dos modelos más de aquella arma: la 04, adoptada por la Marina Alemana en 1904; y la 08, que fue suministrada en 1908 al Ejército del mismo país. A estas pistolas se las denominó Parabellum, ofreciéndose en calibre 9mm, con una vaina levemente cónica de 19mm de longitud y con un proyectil de 8 gramos de peso. Aquellas primeras puntas eran troncocónicas y estaban revestidas de cobre y níquel, y poseían una carga de proyección de 0,36 g de pólvora.

cartuchos_9x19mm_luger
Clásica munición semiblindada del calibre 9mm Parabellum

Para alcanzar sus actuales características este 9mm sufrió numerosas modificaciones. La principal caracterización se vino a producir sobre el proyectil en 1916, durante la Primera Guerra Mundial (I GM). La bala troncocónica fue sustituida por una ojival. Durante el conflicto, los germanos temieron que las potencias enemigas la catalogaran como munición prohibida, tachándola de Dum-Dum (no permitida en conflictos bélicos entre ejércitos regulares de estados soberanos).

Aunque tanto el arma como el calibre se hicieron archifamosos de la mano de los soldados alemanes, durante ambas guerras mundiales muchos otros ejércitos europeos emplearon el conjunto desde 1904: Bélgica, Portugal, Holanda, Finlandia y Suecia, entre otros. Algunos países solamente adquirieron el calibre. Curioso dato: los ingleses emplearon pistolas Luger 08 en sus colonias para uso policial. Aquellas armas procedían de las almacenadas y requisadas tras finalizar la I GM. Otro toque histórico: en 1910, los italianos diseñaron su propio 9x19mm, el 9mm Glisenti. Este era un cartucho de 9mm Parabellum suavizado en fábrica, rebajándole en un 25% la carga de propelente.

Sería la Segunda Guerra Mundial (II GM) la que pusiera a este calibre, y también a las armas que lo usaban, en la parrilla de salida hasta alcanzar las cotas de fama y consumo actuales. Antes de seguir, hay que aclarar que la moderna nomenclatura de la cartuchería metálica da por buena varias formas de denominación para un mismo cartucho, y éste no podía quedarse fuera: 9 Parabellum, 9 Luger, 9×19 o 9 NATO/OTAN, son algunas de las formas oficiales con las que se puede llamar a nuestro protagonista del día.

cartuchos_9mm_parabellum_magtech
Cartuchos de punta hueca del calibre 9x19mm

Si el primer gran conflicto lo echó a andar y el segundo lo empujó, que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) lo adoptara para sus pistolas y subfusiles en 1953, lo acabó de encumbrar. Sin embargo, todavía hubo algo más que lo terminó de lanzar hasta nuestras fundas, y de ahí hasta el estrellato: el Ejército USA lo declaró reglamentario en 1985, cuando seleccionó la pistola Beretta 92 para dotar al grueso de sus tropas. Este 9mm relegó al .45 ACP (Automatic Colt Pistol) tras 75 años de vigencia en aquellas fuerzas armadas.

Durante la II GM, además de ser vastamente empleadas las Luger 08 y Walther P38 —las segundas fueron sustituyendo paulatinamente a las primeras—, otras pistolas, y no pocos subfusiles, también disparaban el 9 Parabellum. Destaca, por la capacidad de su cargador, 13 cartuchos frente a los clásicos de 8, la FN HP-35. La exótica finlandesa Lathi L-35 y la polaca Radom Vis-35, también estuvieron presentes en el teatro de operaciones europeo, entre 1939 y 1945. Los alemanes, que nunca fueron tontos, iban aprovechando algunas armas autóctonas según fueron invadiendo países. Es el caso de las reseñadas FN y Radom.

Aunque no fue masivamente utilizada, merece la pena referir que la casa española ASTRA (Unceta & Cia) recibió importantes pedidos germanos, entre 1941 y 1944, para que le fuesen fabricados diversos tipos de pistolas. Además de los modelos Astra 200, 300 y 900 (automática), de los calibres 6.35 mm, 9mm Corto y 7.63 mm, respectivamente, los alemanes probaron también la Astra 400 del 9mm Largo. Posteriormente, tras catar bien la 9 Largo, firmaron un contrato para que se rediseñara el modelo 400. Así nació, en 9mm Parabellum, la Astra 600. Los teutones pagaron por adelantado sobre 50.000 ejemplares, pero los avatares de la guerra, allá por el verano de 1944 (desembarco de Normandía), solo permitieron la entrega de una minúscula parte durante el conflicto: unas 10.450 unidades. El Gobierno español, bien finalizada la contienda, culminó el envío al nuevo Ejecutivo germano. Significar que a la saga 300, 400 y 600 se le llama, por su configuración tubular y aspecto general, “las puro”.

Como ya se refirió anteriormente, Inglaterra usó la Luger en sus territorios de ultramar. Pero hay que recordar que los ingleses ya tuvieron la opción de adquirirla para sus tropas en 1902, cuando la DWM les hizo una oferta que rehusaron. También a la otra gran potencia anglosajona se le ofreció la Luger. El Ejército de Estados Unidos convocó en 1906 un concurso para adoptar una nueva pistola, y las teutonas estuvieron allí. La comisión que dirigía el concurso exigía que el calibre mínimo fuese de 11.43 milímetros (0.45 pulgadas), lo que obligó a Georg Luger a diseñar una Parabellum en calibre .45 ACP. Se calcula que no más de cinco ejemplares fueron fabricados, siendo actualmente las armas más caras del mundo, objeto de deseo entre los coleccionistas. El 9mm Parabellum no caló entre los profesionales de ambos países hasta muchas décadas después.

El 9mm Parabellum en España
Algo similar ocurrió en España. El 9 Parabellum no gustaba. En 1905 adoptamos la primera pistola reglamentaria para el Ejército, la Bergmann del calibre 9mm Bergmann, llamado autóctonamente 9 Largo. Este calibre, superior en potencia al Luger/Parabellum, se instaló en la piel de toro y no se fue hasta pasados muchísimos lustros. A esta pistola la sucedieron, con el mismo calibre, las Campo Giro modelo 1913 y modelo 1913-16 de fabricación nacional (en realidad cohabitaron). Fue empleada hasta después de la Guerra Civil Española (GCE).

proyectiles_9mm_parabellum
Diferentes cartuchos del 9 Parabellum con distintos tipos de puntas

Pero tanto antes como después del conflicto, muchas más armas se diseñaron y produjeron para el 9 Largo. Siendo este el calibre oficial para las tropas, a nivel privado solían adquirirse otras pistolas más livianas, en calibres tales como el 9 Corto, 7.65 y 6.35. Finalizada la fratricida contienda, el mercado nacional lo coparon las firmas vascas STAR, arraigada en Eibar; ASTRA, forjada en Guernica; y LLAMA, centralizada en Vitoria. Muchas fábricas pequeñas desaparecieron. La primera de ellas, STAR, dotó de pistolas y subfusiles a las Fuerzas Armadas (FF.AA.) hasta los años 80. Astra encontró mercado entre los particulares nacionales (tiradores deportivos, policías y militares a título personal) y en el extranjero, especialmente en los Estados Unidos, donde sus revólveres eran muy bien acogidos. LLAMA, además de suministrar a cuerpos locales de seguridad, a instituciones pequeñas, compañías de seguridad y a particulares, recibió algunos pedidos de pistolas para el Ejército del Aire español. Pero los cierto es que ninguna de las empresas le hincaba el diente al 9mm Parabellum, por lo que casi todo se proyectaba para otros calibres.

La Guerra Civil Española acabó en 1939, pero hasta 1958 no se diseñó la primera pistola española de 9 Parabellum, al margen de la Astra 600 “alemana”. Se bautizó como Astra 800, la Cóndor. Si el calibre no terminaba de cuajar entre los españoles, la Astra Cóndor, que nació para abrir el camino, no fue bien recibida en el mercado. Era más frágil que las “puro” de siempre, siendo una advenediza ante tal clan. Finalmente, desapareció del catálogo en 1969. Ya entrada la década de los 70, los profesionales españoles abrieron los ojos y vieron el atraso que tenían en todo, respecto al resto del mundo. También en temas armamentísticos. El primer giro que se hizo hacia el 9mm Parabellum, en detrimento del querido 9 Largo, fue mediante el diseño de subfusiles recamarados para él. Las FF.AA., la Guardia Civil (GC) y la Policía Armada (hoy Cuerpo Nacional de Policía, y antes Cuerpo de Policía Nacional) empezaron a usar subfusiles Star Z-70B y Z-70, en calibre 9 Parabellum. Fueron abandonándose, poco a poco, los Star Z-45 y Z-63 del 9 Largo. Aun así, hay que decir que el 9 Largo siguió siendo empleado para determinados servicios y por diversas unidades, hasta bien entrados los años 80.

municion_9mm_parabellum_blindadaPor fin, aquel 9 milímetros que a veces había estado en contacto con nosotros se afincaba para no irse. Además de haberse producido aquí armas para otras naciones, este cartucho pasó por España durante la GCE y la posguerra. Las tropas alemanas que apoyaron al Bando Nacional (sublevados contra el Gobierno de la República), la Legión Cóndor por ejemplo, traían consigo pistolas y subfusiles que disparaban el 9 Luger/Parabellum. Más aún: durante la II GM también tuvimos pululando por España a muchos soldados y oficiales alemanes, amén de espías (Operación Félix), y éstos no venían inermes.

Tras aquellos primeros pasos dados con los subfusiles Star vinieron las pistolas. Durante la década de los 70, las 3 firmas españolas diseñaron pistolas para el 9 Parabellum. El Ejército planeaba abandonar el 9 Largo y sus Star modelo A y modelo Súper, y aunque los de Éibar siempre fueron su principal suministrador, sería esta vez la casa Llama, con su modelo 82, la que ganara el contrato proveedor. Se dice que la fábrica alavesa iba camino de la bancarrota y que por ello el Gobierno de España le concedió el contrato. Todos querían entrar en los 80 con pie firme, pero ahora ya, también con armas de 9 Parabellum, con mecanismos de doble acción y con cargadores de alta capacidad.

Todas las firmas lo hicieron, pero no con la misma fuerza. Star consiguió que la GC le comprara, todavía en los 70, miles de pistolas del modelo BM de simple acción, pero de 9 Parabellum. ¡Por fin! Ya estaba hecho y no había vuelta atrás. El Cuerpo llegó con ellas hasta la era 2000, y todavía se usan en los centros de formación para prestar servicios de seguridad. Pero en los 80 se declaró reglamentaria la Star 30-M en el calibre protagonista de estos párrafos, la cual ya sí contaba con mecanismos de disparo de doble acción y con cargadores de 15 cartuchos. Incluso así, dependiendo de qué unidad o destino geográfico se tuviera, los agentes han estado portando una u otra arma durante décadas. La Benemérita mantiene pocas pistolas Star en servicio, como la Fire Star que se entrega a la oficialidad. El grueso lo ocupan armas extranjeras: Beretta 92 y HK USP Compact. En la Unidad Especial de Intervención (UEI) la reina es, desde hace casi 30 años, la firma austriaca Glock, con sus modelos Glock 17 y Glock 19.

En la Policía Nacional también se optó por el sello de Star, concretamente por la saga 28, serie PK (aleación ligera, como indica la letra “k”). La 28-PK nació de las evoluciones sufridas por el modelo 28-DA, culminando todo esto en las 30 y 31, M y PK (la 30-M fue referida en el párrafo anterior). Este cuerpo de seguridad nació tras la disolución de la Policía Armada. Pero a la par existía otra fuerza estatal, hermana y paralela, el Cuerpo Superior de Policía, el cual emergió, a su vez, del extinto Cuerpo General de Policía. Dicho esto, hay que significar que estos 2 últimos dispositivos ejercían sin uniforme, siendo lo que vulgarmente se conocía como la Policía Secreta. Sus integrantes solían prestar servicio con armas particulares, pero ya en los años 70 les fueron entregados, de modo reglamentario, modelos de 9 Parabellum como las Star BM, y algún que otro de Smith & Wesson. Esta amalgama de nombres, tanto de cuerpos uniformados como de personal que trabajaba con ropaje civil, dio origen, en marzo de 1986, al actual Cuerpo Nacional de Policía (CNP).

municion_9mm_prabellum_santa_barbara
Munición blindada del calibre 9mm Parabellum

Con el tiempo, todos los cuerpos locales fueron abandonando los calibres empleados por ellos hasta los años 80: mucho .38 Especial (revólver), 9 Corto, .32 S&W (revólver) y 7.65 (.32 ACP). Ni que decir tiene que la permuta se dirigió hacia el ya consolidado 9 Parabellum. Los de Guernica produjeron, en 1980, un revólver para el 9 Parabellum, aunque también se servía con un tambor intercambiable dispuesto para el potente .357 Magnum. Se trataba del ASTRA Police. Es el único revólver español fabricado para nuestro protagonista. Pese a que se ofertó con cañón de 3, 4, 6 y 8 pulgadas de longitud, no tuvo mucha aceptación en el mercado nacional. En el resto del planeta tampoco se prodigaron mucho las ventas. Los revólveres más conocidos que disparan en 9 Parabellum son los Smith & Wesson 547 y 940, el FN Barracuda y los Korth alemanes.

La Policía Autónoma Vasca, la Ertzaintza, resucitada en la decisiva década de los 80, empleó modernas pistolas Star de 9 Parabellum. Empezaron con los pioneros modelos 28-DA, de la eibarresa Star. No obstante, algunas unidades se armaron con la alemana HK P7, marca a la que han regresado en la actualidad tras deshacerse de las oriundas.

Hoy por hoy todos los cuerpos españoles, tanto militares como policiales (Vigilancia Aduanera incluida, aunque no se encuentra integrada entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad), emplean el 9 Parabellum en sus pistolas y subfusiles. Un plus: incluso las empresas privadas de seguridad, con escoltas en plantilla, tienen que dotar a sus operativos con pistolas recamaradas para este universal cartucho, algo que obviamente establece el Reglamento de Seguridad Privada.

Unos tardaron más y otros menos, pero todos llegaron. Tan cierto como lo anterior es el hecho de que la industria armera española, vasca por excelencia, no existe desde hace más de una década. Actualmente, todos los estamentos referidos en este artículo adquieren sus armas en el extranjero. El Ejército de Tierra ha adquirido la pistola alemana HK USP Standard, mientras que el CNP se ha declinado en favor de su hermana pequeña, el modelo Compact. Para dotar al Grupo Especial de Operaciones, al GEO, el CNP adquirió hace años la Sig Sauer P226, dando así un merecido descanso a las finísimas y relevadas HK P9, también del 9 Parabellum. La Infantería de Marina viene usando, desde hace ya algún tiempo, la belga FN P9 (varias versiones), además de varios modelos nacionales más antiguos que poco a poco están cayendo en desuso.

municion_arma_corta_9mmDurante la mayor parte de la existencia de este vetusto cartucho o calibre, solo fue posible encontrarlo en su versión blindada o encamisada, la militar. Esa que no se ha de deformar, en exceso, en caso de alcanzar un cuerpo humano. Este es el tipo de munición que exclusivamente deben emplear los militares en misiones bélicas, contra tropas regulares de naciones soberanas. Para servicios policiales y de seguridad, no necesariamente especiales, existe una elevadísima variedad de proyectiles, algunos catalogados como especiales: incendiarios, perforantes y trazadores. Por la extensión a la que se llegaría, no se mencionarán los nombres de los fabricantes mundiales de munición que producen cartuchos policiales, pero hay que señalar que prácticamente la totalidad de ellos ofrecen productos de interés, al margen de los convencionales de plomo, semiblindados y Full Metal Jacket/encamisados (FMJ).

No es nada complicado localizar en el mercado cartuchos con proyectiles de deformación forzada, de alta velocidad, frangibles, de tiro reducido (punta de plástico para entrenar en lugares cerrados) e incluso con cápsulas marcadoras mediante pintura o tinte. Respecto al peso de los proyectiles, igualmente es poco complicado adquirir puntas de 88, 90, 95, 100, 115, 123, 124, 130, 135, 147, e incluso de 158 grains. El grain, o grano, es una vieja unidad de medida que corresponde al peso de un grano de trigo. Se emplea internacionalmente como medida de pesos y cargas de proyectiles y pólvora. Un grain equivale a 0.064798 gramos, y 1 gramo a 15,4 grains. Las balas de 9mm más usadas a nivel deportivo y profesional son las de 115 y 124 grains (7,45 y 8,03 g, respectivamente).

municion_9mm_fiocchi_zp
Proyectiles con pistones sin plomo Fiocchi ZP en calibre 9 Luger

En virtud del peso del proyectil se alcanzarán unas velocidades u otras, o sea más altas o más bajas. Para que el lector se haga una idea, el uso eficaz de supresores sónicos requiere que los cartuchos disparados monten puntas subsónicas, como las de 147 y 158 grains. Éstas no suelen superar los 300 metros por segundo (m/s) de velocidad inicial. Pero las más livianas, como las de 90 grains, podrían superar los 430 m/s en cañones de 4 pulgadas de longitud (la longitud del cañón también interviene en este factor). Un proyectil estándar, como el de 8,03 g de peso, reglamentario en las FF.AA. que integran la OTAN, puede desarrollar una velocidad en boca de fuego de 356 m/s (cañón de 4 pulgadas de longitud). Sobre energía y presión: 507 julios y 2.600 bares, respectivamente. Con fines cinegéticos y policiales, algunos fabricantes producen cartuchos de gran potencia, son los llamados “+P” y “+P+”. No todas las armas cortas soportan estas picantes cargas de proyección, aunque sean de reciente manufactura.

Tras conocer la dilatada vida de este cartucho centenario, ha de entenderse que el hecho de que una determinada banda terrorista española lo emplee en sus atentados, no es motivo para tenérselo en cuenta al propio calibre. Debería quedar desterrada de nuestra verborrea la manida frase, oída y leída mil veces en prensa, de que los asesinos de ETA usan armas del 9 Parabellum por ser su munición preferida. Estos perros no utilizan lo que quieren, sino lo que encuentran. Dada la amplísima dimensión que el 9 Parabellum ha obtenido en el ámbito militar, policial y deportivo, a lo largo y ancho de todo el planeta, es natural, por pura logística, que su empleo se haya derramado hasta los ambientes criminales. Sin que quizá sea la munición preferida de los policías, al menos no de los que de verdad saben de este asunto, sí es la más usada por ellos en la lucha diaria contra el crimen.

Categorias: Tiro

Etiquetas: ,,,,,,,,,,,,

3s Comentarios

  1. Avatar

    Excelente nota, donde se refleja la historia cronológica técnica y evolución, de este tan conocido cartucho el que aún en la actualidad, despierta en algunos sectores relacionado a las armas de fuego, polémicas posiciones y consideraciones, tanto a favor como en contra.-

    Este artículo relacionado al cartucho de referencia, es de vital importancia, para los que estamos vinculados a las armas de fuego, ya sea en lo deportivo o seguridad; dado que guarda un particular concepto instructivo y docente sobre el tema.-

    Muchas Gracias.-

    Responder
  2. Avatar

    Un saludo Ernesto, me ha gustado mucho tu articulo y me ha traido cantidad de viejos recuerdos.
    Desde mi paso por el ejercito como soldado en el 83-85 hasta ahora que soy GC he pasado por la vieja Star Super de 9L, el subfusil Z70B, el MP5, las Star BM, 30M, P 28 y ahora la Beretta 92SF; he tenido como particulares la Glock 19 y la 26 pero ahora le he traicionado con mi última adquisición, una ligerisima y portable Starfire DKL 380 (9mm corto), ya se que muchos opinarán que el hermano pequeño del parabellum es poco potente, además cañon cortito y sólo 6 tiros por cargador, pero para mi la ventaja de esta 9C está en su portabilidad, al final incluso en una Glock 26, termina pesando y molestando y se queda en casa, en el coche o como mucho va en la bolsa de paseo, está claro que el 9C no es lo más ideal para defenderse de un yijadista enloquecido con chaleco antibalas y un AK47, máxime despues de ver a las fuerzas de elite francesas atiborrar de plomo a uno de estos sujetos cuando salïa a galope tendido por la puerta de un supermercado, a mi se me hizo eterno lo que tardó en caer con tanto parabellum impactando en su cuerpo a golpe de doble tap.

    Responder

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.