OPOSICIÓN NATURAL A MATAR

Ernesto Pérez Vera: «Ángel, a tu pregunta respondo que sí, que ante el supuesto que me has planteado está judicialmente justificado abrir fuego de manera lesiva y no solo de forma disuasoria. Lo acreditan el sentido común, lo empírico, la ley, el Supremo y una ingente cantidad de resoluciones judiciales emanadas de órganos de todos los colores.

Otra cosa es que no nos lo enseñen bien, que no lo comprendamos o que no queramos creérnoslo o comprenderlo. Pero lo que es, es… y esto es así. ¡Ah!, chato, no olvides que es más fácil decirlo y defenderlo mediante escritos y hasta oralmente, como hago yo en este acto, que hacerlo de verdad en la puta calle.

Por más que aprendas a través de la lectura, del estudio, del entrenamiento, etc., existe en nosotros, en los seres humanos en general, una fuerte resistencia natural a matar animales de nuestra especie, hasta cuando nuestra propia vida se encuentre en serio y verdadero peligro. Vencer esa resistencia no es nada fácil, pero es algo que puede entrenarse mentalmente, tal vez mediante la concienciación, la meditación y la comprensión de que no solo puede hacerse sino que hay que hacerlo, sí o sí, en muchísimas ocasiones, máxime si hablamos, como es el caso, de agentes de policía que tienen la obligación de ejecutar acciones violentas incluso en defensa de terceras personas, aun cuando el momento no comprometa la integridad física del agente interviniente. Eximente por cumplimiento del deber, se llama en la jerga jurídica.

Por cierto, y ya acabo, cuando dirigimos un disparo a una pierna —apuntando o sin apuntar— siempre debemos asumir la posibilidad de que alguien fallezca».

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