¡OJO A LAS MANOS!

Alertados de que un vehículo de características concretas estaba implicado en un tiroteo, un total de cinco agentes de policía estadounidenses rodean un coche que coincide en marca, modelo y color con el que están buscando. Pese a que estamos acostumbrados a ver a los policías de aquella nación acercarse recelosamente a las personas objeto de intervenciones de esta naturaleza, en este vídeo sorprende un poco la laxa actitud que muestran los funcionarios. Aquello tan habitual, y por otra parte lógico, de llegar pistola en mano, no lo vemos en esta ocasión. Sí, he dicho lógico porque es de sentido común y de sensatez acudir presto a una llamada que sugiere que todo puede acabar con sangre derramada. Las críticas a este gesto suelen estar contaminadas por el bichito de la inexperiencia y del desconocimiento, tanto cuando llegan desde fuera de la comunidad policial como cuando emergen desde su tuétano.

Hoy vamos a empezar por el final: un patrullero fallece como consecuencia de las heridas producidas por dos impactos de bala del calibre .38 Especial. Un proyectil alcanzó la cabeza y otro la parrilla costal izquierda. En el vídeo no se advierte el momento en el que el policía es abatido, pero sin embargo sí es apreciable como el tirador, de veintidós años, dispara a una sola mano a la vez que huye a la carrera. Vemos, también, cómo antes de provocar una víctima mortal abre fuego contra el funcionario que primeramente interactúa. Justo cuando este agente le ordena que saque las manos de los bolsillos, manos que por cierto fueron introducidas al descender del automóvil, el sospechoso esgrime su arma y tira a bocajarro contra el pecho de su interlocutor. Afortunadamente, este primer tiroteado llevaba puesto un chaleco de protección balística que detuvo el proyectil.

Humanicemos un poco el asunto, que a veces perdemos la Polar y nos creemos que esto es como en las películas, donde después de que te maten a un compañero, o de que tú acabes con un atracador, te vas al bar de siempre a beber, a comer pizza y, con suerte, a ligarte a la camarera más suculenta. El fallecido era marido y padre, pero también hijo y hermano. Sí, era una persona de carne y hueso y no un actor de Hollywood. El finado dejó viuda y tres huérfanos: de sólo cinco añitos el mayor.

El criminal fue detenido y enjuiciado, siendo condenado a cadena perpetua, casualmente la pena que con matizaciones quiere introducir el Gobierno de España en nuestro Código Penal (prisión permanente revisable). Durante el juicio, el muchacho pidió disculpas a la familia de la víctima. Dijo que sabía lo que suponía vivir sin un padre, toda vez que el suyo estaba cumpliendo la misma condena que él se iba a comer. El padre de este mal nacido también había matado a alguien, precisamente a la madre del ahora asesino de policías, hecho que se produjo cuando nuestro homicida únicamente tenía un año de vida. Solo por aquello de que aquí hablamos de armas, decir que la progenitora de este gentuzo también perdió la vida a balazos, concretamente por obra de cuatro impactos del calibre .22.

Regresemos a la filmación. ¿Debieron aproximarse los agentes pistola en mano hasta el vehículo sospechoso? Creo que sí. ¿Fue una imprudencia permitir que el individuo introdujera sus manos en los bolsillos del pantalón al apearse del coche? Posiblemente también: no hay que olvidar que las patrullas habían sido comisionadas tras la perpetración de un incidente con armas de fuego.

¿Es normal que la mujer policía abandone el control del resto de ocupantes del turismo, para abrir fuego contra el hostil? Tal vez haya que sostener la idea de que esta respuesta era de esperar desde que la agente oyó los disparos y vio que dos de los suyos habían sido alcanzados: se centró en lo más perentorio, concentrando en ello toda su atención. Ya no actuaba de modo razonado. Dejó de responder cognitivamente para hacerlo emocionalmente, por lo que el control volitivo de sus movimientos había quedado en manos del sistema nervioso simpático. Fisiología pura, algo contra lo que difícilmente se puede luchar y que, según los expertos, solamente se podría paliar un poco a través de la acumulación de experiencias reales y con mucho entrenamiento (buen entrenamiento).

Visto lo visto, conviene volver a subrayar que casi con total seguridad seremos tocados ante un ataque sorpresivo realizado en el rango del ‘documentación, por favor’. Asumirlo es positivo. Pero esto no implica que tengamos que caer en la sumisión o en el abandono al sentirnos heridos, todo lo contrario: si conocemos qué nos puede pasar y cómo, mejor podremos preparar nuestro abanico de reacciones. Y otra cosa, no hay mejor adiestramiento que sobrevivir al primer encuentro armado.

Alertados de que un vehículo de características concretas estaba implicado en un tiroteo, un total de cinco agentes de policía estadounidenses rodean un coche…
63%
Relajación

Parece increíble que en un país como Estados Unidos los agentes de policía se acercaran tan relajados a un vehículo sospechoso de haber participado en un tiroteo. No llevar el arma en la mano y perder de vista las manos del sospechoso acabó resultando mortal.

  • Actitud en el acercamiento al vehículo
  • Vigilancia del agente que recibe los primeros disparos
  • Respuesta de la agente que dispara al huido

Categorias: Sucedió así...

Etiquetas: ,,,,,

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.