ESTRÉS POLICIAL: PÉRDIDAS DE MEMORIA Y DISPAROS INVOLUNTARIOS

Autor: Fernando Pérez Pacho

Diferentes autores como Siddle, Grossman o Artwohl, entre otros, han confirmado que los policías experimentan distorsiones en la percepción y la memoria durante los incidentes críticos, incluyendo el encontrarse inmersos en un enfrentamiento armado.

Artwohl (2002), en un estudio sobre 157 policías implicados en un enfrentamiento armado, encontró que el 52% de los policías no podían recordar algunos de los hechos acontecidos, y que el 46% no recordaban algunas de las conductas que había llevado a cabo. El 21% de estos mismos policías experimentaron algún tipo de distorsión en la memoria, o experimentaron algo durante el incidente que luego les resultaba imposible recordar.

Esta ausencia de recuerdos sobre la propia conducta puede incluir imprecisiones en el recuerdo del número de disparos realizados e, incluso, sobre el mismo hecho de haber disparado o no el arma. Klinger (2011) estudió 113 enfrentamientos armados; en el 33% de los casos, los agentes no podían recordar con precisión el número de disparos que habían realizado. También encontró que, a medida que aumentaba el número de disparos, el recuerdo era peor: la precisión era del 81% cuando el policía había efectuado cinco o menos disparos, reduciéndose la precisión al 29% cuando se realizaban entre seis y nueve disparos. Una distorsión de la percepción habitual durante un enfrentamiento armado es la atenuación de los sonidos, lo que podría explicar la dificultad del policía para escuchar sus propios disparos que, en otras circunstancias, no se le hubieran pasado por alto.

La pérdida o distorsión de recuerdos que los policías experimentan durante un incidente crítico no resulta sorprendente, ya que las investigaciones han confirmado que la memoria humana no es muy perfecta, incluso bajo las mejores circunstancias. Esto también puede aplicarse a la poca precisión que suelen mostrar los testigos en los juicios. Más aún, muchas investigaciones han señalado que el deterioro de la memoria es una parte inherente a los incidentes críticos. El recuerdo de un evento muy estresante a menudo suele estar fragmentado y desorganizado, estropeado o contiene vacíos de los que el propio sujeto no es consciente. Precisamente, una de las características del Trastorno de Estrés Postraumático es la incapacidad para recordar aspectos importantes del acontecimiento traumático.

Epstein (1994) señaló que cuando las personas se encuentran en un estado de activación emocional muy elevado, procesan la información de forma muy diferente a como lo harían en un estado de activación bajo. Las reacciones bajo estrés es más probable que produzcan una disminución en la atención consciente, fragmentación de la memoria, distorsiones perceptuales y basarse en experiencias de aprendizaje instintiva y previas en lugar de hacer sobre pensamientos racionales conscientes.

La disociación (ruptura de las funciones normalmente integradas de identidad y percepción del entorno), suele producirse en situaciones de elevado estrés. Artwohl (2002) encontró que el 39% de los 157 policías implicados en enfrentamientos armados experimentaron algún tipo de disociación, definidos como “había momentos en los que experimentabas una extraña sensación de desapego, como si lo que estuviera pasando fuera un sueño o no fuera real, o como si te estuvieras viendo a ti mismo desde fuera.” En su estudio con 44 policías, Solomon encontró que el 9% de los implicados en un enfrentamiento armado informaron de experiencias de disociación: sensación de estar separado del propio cuerpo y de otros aspectos de la experiencia, con el resultado de ausencia de conciencia de dolor, pérdida de partes de los recuerdos del incidente y otras sensaciones extrañas que dificultan el proceso de recuerdo del policía sobre lo que aconteció durante el enfrentamiento armado.

Si el policía no recuerda en ocasiones haber disparado su arma, se puede asumir que, en algunos casos, los disparos se realizaron de forma involuntaria, por lo menos, en un plano consciente. Investigadores como Enoka (2003) afirman que no existe duda de que los disparos no intencionados son posibles y que pueden estar causados por contracciones involuntarias de la musculatura: fenómenos fisiológicos como las contracciones simpáticas (del S.N.S.), pérdidas de equilibrio o respuestas de sobresalto.

En la investigación de los disparos involuntarios, otros investigadores han estudiado lo que se denomina “reflejo del puño” para referirse al tema de los disparos involuntarios. Este reflejo del puño se define como una respuesta que tiene lugar cuando el sujeto asocia psicológicamente el apretar los puños con una situación de enfrentamiento de estrés elevado. Estos mismos autores señalan que, aunque apretar los puños sea un reflejo instintivo que tenemos desde el nacimiento, puede reforzarse posteriormente con la práctica de deportes como boxeo o artes marciales, y por medio del entrenamiento táctico con el empleo de los puños.

Teniendo en cuenta el papel que juega el estrés y el estrés debido al sobresalto en los disparos involuntarios y la dificultad para recordar, el Entrenamiento en Inoculación del Estrés se valora como una técnica prometedora en la preparación del policía. En síntesis, supone el aprendizaje de técnicas de autocontrol del estrés, no después de la exposición al incidente crítico, sino durante el mismo. Generalmente, la mayoría de acciones de control del estrés para policías suelen dirigirse al “antes” y al “después” de la intervención, olvidando que actuar “durante” resulta fundamental en una intervención con elevados niveles de estrés.

Fernando Pérez Pacho
Psicólogo Clínico
fperezpacho@gmail.com

Categorias: Policial

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4s Comentarios

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    Según he leído en alguna ocasión en el caso de policías de USA, después de una intervención con armas no declaran hasta pasadas 72 horas (tiempo prudencial para recordar el máximo número de cosas). Si declaran inmediatamente después de los hechos, claramente no van a recordar mucho. Eso es así? Sigue en vigor?

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      Fernando Pérez Pacho

      Hola. Creo que sí. Allí respetan bastante más que aquí los avances científicos. 72 horas es el tienpo prudencial para que el policía pueda recordar un buen porcentaje de lo ocurrido.
      Algunos policías declaran en ocasiones tras un año de los sucesos. Si se realizó una primera declaración y el policía añade después nueva información, se suele pensar que es porque se lo inventa o quiere cambiar su declaración. Todo ello supone un desconocimiento de cómo funciona realmente la memoria.

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