ESTRÉS POLICIAL: ASIGNATURA PENDIENTE

Hace ya algunas décadas que la literatura científica se ocupa y se preocupa del estrés policial. Parece ya un hecho bien establecido que ser policía te coloca automáticamente entre las profesiones que más estrés generan. El estudio del estrés policial se ha realizado, fundamentalmente, desde los grandes grupos de estresores: aquellos que se producen dentro de la organización (relaciones con compañeros y mandos, tipo de trabajo, turnos, ambiente laboral, etc.), y aquellos otros que se producen “puertas afuera de la comisaría” (relaciones de pareja, enfrentamientos armados, encuentros violentos, etc.).

En lo que estamos casi todos de acuerdo es que – y por decirlo de una manera general – nuestros policías se estresan más dentro de la comisaría que fuera de ella. También estamos de acuerdo en que los policías afrontan situaciones estresantes cada día; situaciones que van desgastando a los policías de una manera lenta, pero segura. Cada vez hay más profesionales de distintos ámbitos ocupados en estudiar en profundidad las causas del estrés policial y las posibles maneras de manejarlo. Esta preocupación aumenta, si cabe, al ir conociéndose los terribles datos que ponen sobre la mesa la fría realidad del suicidio de un policía cada 15 días.

estres_policial_actuacionLo paradójico de todo esto es que, fuera del ámbito científico, no parece que sea un tema que se aborde con igual tenacidad desde los propios ambientes policiales. Y me refiero a los ámbitos de dirección desde donde se podrían tomar medidas al respecto.

Hace un par de semanas impartía una charla sobre estrés a un grupo de policías. Hablábamos de las causas, reacciones ante el estrés y todo eso. También hablábamos del suicidio y de cómo reconocer en un compañero/a las señales de que nos puedan avisar de la posible ocurrencia de problemas. Yo les decía que ellos son los primeros en poder poner sobre aviso a sus superiores, servicios médicos, etc., la situación para poder tomar medidas preventivas. A partir de aquí se generó un interesante debate que me abrió los ojos a cómo están las cosas en realidad.

A los policías allí presentes la teoría les parecía muy buena, pero la práctica ya era otra cosa. ¿A quién tengo que comunicarlo? ¿Y si me dicen que me meto donde no me llaman? ¿Y si pasan de mí? ¿Y si mi compañero/a se enfada conmigo por haber hablado de temas privados suyos? En un ambiente laboral en el que decir que padeces estrés está casi proscrito, se torna muy difícil, además, ocuparse de los problemas emocionales de los demás. Con todo el sentido común del mundo, estos policías allí reunidos comentaban la dificultad real que supone poner en conocimiento de algún responsable este tipo de situaciones.

Cuando el entorno laboral no está preparado para asumir con normalidad los problemas emocionales/estrés que se producen, algo está fallando en la estructura general de funcionamiento.

Cada vez más se reconoce la importancia de abordar directamente y de forma preventiva los problemas de estrés, depresión, etc., que se producen en el colectivo policial, pero esta importancia choca de lleno con mentalidades muy arraigadas en la cultura policial que fruncen el entrecejo cuando escuchan cosas como “baja psicológica” o que este u otro policía sufre de ansiedad. No reproduciré aquí los apelativos de mal gusto que se suelen emplear para referirse a estos agentes.

A la vista de semejante panorama, uno entiende perfectamente que a los policías les cueste decir que padecen estrés, y que tratar de ayudar a un compañero/a pueda terminar resultando una empresa harto complicada.

El primer paso para resolver un problema consiste en reconocer su existencia
Es necesario reconocer que determinados niveles de estrés forman parte inherente del trabajo policial y que, por esta misma razón, hay que aprender a gestionarlo de forma eficaz. Esto pasa por formar al policía en técnicas de afrontamiento del estrés. No todo estrés es intrínsecamente “malo”. Determinadas dosis de eustrés (o estrés bueno) son necesarias para estimularnos en el trabajo y en nuestros deseos de afrontar desafíos y nuevos retos.

estres_policial_Urge establecer mecanismos de comunicación adecuados y que aseguren la confidencialidad para que el agente pueda hablar de sus problemas emocionales en la confianza de que va a recibir ayuda y no el silencio, el menosprecio o el juicio de valor de quienes tendrían que ayudarle. También habría que facilitar estos canales de comunicación para poder prevenir la ocurrencia de problemas graves a quienes no se animan a hablar del tema.

Nuestros policías no son robots. Sienten y padecen como cualquier hijo de vecino. Sin embargo, la cultura policial tradicional desanima toda expresión de emociones, viéndolas como muestras de debilidad.

De manera poco realista se exige al policía un pleno autocontrol en lo que se refiere a sus emociones. Mientras que en algunas de las interacciones que lleva a cabo por su profesión este autocontrol es deseable, esta exigencia también está presente de forma más o menos explícita, al hablar de cómo se ha sentido ese policía antes, durante y después de una intervención especialmente dura. Con el tiempo, el agente aprende que sólo ante los compañeros más cercanos ese policía reconocerá haber sentido miedo, rabia, lástima o haberse quedado congelado.

Muchas intervenciones generan un fuerte estrés en el policía. Se supone que tiene que saber “desconectar” cuando termina la jornada laboral. Como no suelen existir mecanismos para canalizar el estrés experimentado durante la jornada laboral, el malestar se traslada a la vida personal y familiar, convirtiéndose en un círculo vicioso que  se retroalimenta, pudiendo llegar a perjudicar seriamente la relación de pareja, etc.

Seguramente se quedan muchas cosas en el tintero, pero todo lo que sabemos clama por replantearnos cómo se están haciendo las cosasCuidar la salud emocional de nuestros policías es una inversión en la que todos ganamos.

Autor: Fernando Pérez Pacho
Psicólogo Clínico – Coautor del libro «En la línea de fuego: La realidad de los enfrentamientos armados»
fperezpacho@gmail.com
http://psipolicial.blogspot.com

 

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    Envio informe que realice en 2012 sobre el tenor en Uruguay, y publicado en el Circulo Policial (que nuclea a todos los oficiales del país), Espero contribuya.

    “Un reciente informe del Departamento de Salud Ocupacional de la Facultad de Medicina, en base a una encuesta hecha a 2.662 policías de Montevideo, Maldonado, Rivera y Paysandú, señala que por cada cinco policías que fallecen, solo uno muere en acto de servicio; otros cuatro se suicidan. La encuesta detectó, además, que un 60% de los policías lleva una vida sedentaria, con excepción de los integrantes de los grupos de choque”. (“El País”. Eduardo Barreneche. 03/10/2011)

    “Además de los problemas psicológicos derivados del estrés, los policías enfrentan jornadas laborales de 16 horas, multiempleos, matrimonios fracasados y un elevado nivel de violencia doméstica que termina en muertos y heridos. Cerca de 1.500 policías han sido atendidos, en lo que va del año, por la Unidad de Distrés de Sanidad Policial”. (“El País”. Eduardo Barreneche. 03/10/2011)

    “Dijimos, desde el primer día que asumimos, que la Policía tiene el mayor índice de suicidios y violencia doméstica. En ese sentido, no entender la razón por la cual “ahora se quejan porque reducimos las horas de 200 a 150 para disminuir la sobrecarga laboral en los efectivos”, dado que la expectativa es que la mejora en la calidad de vida permita disminuir los índices” dijo El Ministro del Interior Eduardo Bonomi. («Últimas Noticias» 01/10/2011)

    “Señaló que si el gobierno pretende hacer desaparecer el Servicio 222 al final de este período -un policía puede hasta duplicar sus ingresos con esta actividad extra-, «tendremos que reclamar un sueldo de US$ 2.000 para el grado más bajo que es el agente de segunda». Según datos del Ministerio del Interior, al inicio del actual período de gobierno había 13.000 policías que efectuaban el Servicio 222”. (“El País”. Eduardo Barreneche. 03/10/2011)

    Estamos convencidos que de seguridad y derecho, no sabe nada, lo que no entendemos es porque además se embarca a hablar de salud mental. Es evidente, que una vez más improvisa como el resto de las autoridades policiales y administrativas. En realidad la crisis produce tensión.

    “La mayoría de los policías se quejan de sus magros salarios -$ 15.000 líquidos cobra un agente de segunda que recién ingresa-, elevado riesgo de vida, falta de cursos de reinstrucción, malas condiciones laborales y problemas en las seccionales. «A pesar de los aumentos que ha habido, el salario del policía es muy bajo. Este no recibe el pago por el riesgo que corre», dijo el presidente del principal sindicato policial uruguayo (SUPU), Luis Clavijo”. (El País. Eduardo Barreneche. 03/10/2011)

    “Magros salarios, elevado riesgo de vida, deudas, falta de cursos de instrucción, malas condiciones laborales, problemas psíquicos y una difícil convivencia con los delincuentes, y con sus propias familias, conforman la vida de los policías uruguayos. Hay 3.500 policías viviendo en barrios conflictivos. 28.000 policías del país -23.800 ejecutivos y 3.900 administrativos- enfrentan el elevado nivel de endeudamiento. Según Luis Clavijo del SUPU, un 70% de los policías están endeudados”. (“El País”. Eduardo Barreneche. 03/10/2011)

    “Los policías que vivimos en un asentamiento tenemos un código con ellos. No vemos nada y ellos no se meten con nuestras familias cuando nos vamos a trabajar. Aquel que hace lo que tiene que hacer en el barrio, su familia sufre molestias. En el gobierno anterior se aplico un crédito del Banco República llamado «limpia sueldos». El remedio fue peor que la enfermedad porque además de endeudarse a largo plazo por ese crédito, los policías tomaron nuevos préstamos a tener libre el salario”. (El País. Eduardo Barreneche. 03/10/2011)

    ¿Recién se dieron cuenta?, ¿Cuándo pensaban empezar a hacer algo?

    En realidad están defendiendo un modelo de privatización de la policía, comenzado por el año 1996, con las alarmas y el enrejado, luego las mega empresas de seguridad, todo ya informado desde estas páginas.

    Los grandes intereses económicos que tiene detrás justamente jerarcas que son juez y parte, posee las empresas de seguridad privada, y las decisiones sobre la policía. Igual que en “Robocop” (la película). Se deteriora la seguridad para que la ciudadanía tenga que pagarla privada.

    El mayor stress del policía es saber que se le reduce su magro salario, quitándole servicio por art. 22, y sabe que las empresas de seguridad que contratan civiles por la ley de presupuesto que se hicieron votar los dueños de esas empresas, pertenecen a jerarcas policiales, porque fueron estos que los llevaron a hacer 222 a las empresas de seguridad privada para tener personal idóneo. Pero ahora se dieron cuenta que el policía se dio cuenta de otra cosa, que le correspondía BPS, seguro de enfermedad, salario vacacional, vacaciones aparte del servicio normal, y todos los beneficios de un ciudadano común.

    Pero además lo “estresa” que del dinero que le corresponde 80% del precio que se le cobra a la empresa, el Ministerio del Interior le da $ 59.70, en lugar de $ 72.-, quedándose alguien con $ 12.30 por hora, en 150 horas le roba el instituto al policía $1.845.- por mes, en un año, le robo $ 22.140.-

    Se “estresa” cuando debe vivir en asentamientos, y el gobierno destina a dos jerarcas policiales dinero del erario público para comprarle dos casas en Carrasco. Casas que sería bueno se publicara a quienes pertenecían. Porque no vaya a ser que pertenecieran a narcotraficantes, y el gobierno en lugar de incautarlas, se las haya comprado. Es una suposición.

    PORQUE ESTO SUCEDE, MIENTRAS LA CIUDAD DUERME.

    La Unidad de distress, comenzó a funcionar oficialmente, en la semana siguiente a que informáramos bajo el título: “CUANDO EL SUICIDA ES UN POLICIA”, donde decíamos: «Hemos abordado el problema del suicidio, más de una vez. Pero si existe alguna complicación extra a dicho problema, se constituye cuando un policía experimenta problemas emocionales serios, los cuales a largo plazo pueden llevarlo al suicidio”. (analisiseinvestigacion.org. 24/07/2005) (ver 5ª. sección)

    Lo cual hicimos nuestro agradeciendo público a las autoridades por su pronta repuesta el 31/07/2005: «Para comenzar, debemos agradecer la inmediata repuesta del Estado a nuestro articulo sobre suicidio policial, de nuestro anterior número del 24/07/2005, ya que el 26/07/2005, el instituto policial dispuso la orden de dar aviso inmediato de cualquier policía que intentase suicidarse, lo cual dispararía un sistema de atención y seguimiento técnico profesional”. (analisiseinvestigacion.org)

    Pero nos apuramos, a los 15 días el Ministerio del Interior dispuso que antes que al policía lo vea un profesional de la salud, debía evaluarlo un oficial ejecutivo, que mal sabe de seguridad e investigación, menos de sicología, partiendo de la base que arreglaban todo con la privación de libertad de los policías.

    “Por su parte, la comisión bipartita de salud laboral, en la que trabaja el Ministerio del Interior, el Sindicato Único de Policía del Uruguay (Supu) y el Pit-Cnt, proceso datos de la encuesta relevada y procesada por la Facultad de Medicina. Entre los resultados preliminares se pudo constatar que, del total de suicidios efectuados en Uruguay, más del 36% son de efectivos policiales”. («Últimas Noticias» 01/10/2011)

    Cuando Botticelli decía: “zapatero a tus zapatos”, se refería a eso, es evidente que la combinación es explosiva, un inoperante Ministerio del Interior, un sindicato amarillo, y su padrino ideológico el PIT CNT, de raíces golpistas, alineado al gobierno y antipolicial.

    “Durante su trabajo, el policía se topa con aspectos de la conducta humana que otras personas nunca verán: suicidios, muertos, personas alucinando, víctimas de violación, etc. Viven experiencias que no tienen sentido para sus amigos que no son policías. Todas estas experiencias hacen que se desarrollen una serie de habilidades de afrontamiento que les permiten seguir funcionando en un entorno repleto de estrés”. (“El Stress Policial”. Ps. Fernando Pérez. 01/10/2009)

    Para que se desasnen, en el 2009 ya se conocía como media mundial esas cifras.

    “Se calcula que el Suicidio Por Policía da cuenta del 36% de todos los tiroteos en los que se encuentra implicada la policía. Estos datos confirman el aumento en la incidencia de este tipo de suicidio. El estudio que se llevó a cabo confirma que los sujetos suicidas pueden, de hecho, amenazar, herir y matar a otros para conseguir suicidarse. Estos sujetos son muy letales consigo mismos, existiendo un 97% de probabilidades de que acaben heridos o muertos. Hay un tercio de probabilidades de que otros resulten heridos durante el incidente”. (“Journal of Forensic Science”. 2009) Vivir y aprender.

    Pero vayamos más a fondo, el promedio histórico desde que se tienen cifras oficiales del instituto Técnico Forense, donde un muerto equivale a un muerto, y un suicidio es un suicidio, se establecen los suicidios son casi dos por día desde 1991 (Anales de las Jornadas de Criminología. I. T. Forense. 1991).

    De los 539 suicidios en 2008, el 78% los cometieron hombres. El MSP, sostiene que el índice de suicidios a nivel nacional era 16,1 cada 100.000 habitantes ese año, mientras que en 2007 había sido de 17,6”. (María Eugenia Guzmán. Infosurhoy.com. 23/04/2010)

    “Según los últimos datos oficiales, cada dos días se suicidan tres personas. Esto implica que, de cada cinco policías que fallecen, cuatro se autoeliminan y uno muere en acto directo de servicio”. (Informa tripartita «Últimas Noticias» 01/10/2011)

    Si la Duquesa de Alba tiene US$ 3.000 millones, y el Ministro Bonomi gana US$ 9.000.- Bonomi y la Duquesa tienen US$ 1.500 millones cada uno. Por favor, algo de seriedad. La matemática policial, es como su criterio de derecho.

    “El suicidio es una conducta aprendida, no heredada. La crisis es un gran desafío, pero no es motivo de suicidio” (Dra. Silvia Peláez de la Sección Suicidios de la Organización Mundial de Psiquiatría. “Tveo a Diario” Canal 5 16/05/2003) “No hay relación lineal entre crisis económica y suicidio” (Dr. Bernardi. “Calidad de Vida” Canal 4 16/08/2003) «La crisis es un gran desafío, pero no es motivo de suicidio». (Nibla Reinaldo. Tveo a Diario 16/05/2003).

    “Desesperación aprendida, la “única solución”, el suicidio” (Dr. Joaquín Andrade. Hola Gente. Canal 12. 08/05/2002) “El suicidio puede ser un acto inconsciente a raíz de un hecho violento anterior y mal resuelto posteriormente”. (Dra. Silvia Peláez. Tveo a Diario” Canal 5 16/05/2003)

    “El suicida tiene cambios súbitos de ánimo, cambio en el comer y el sueño. Obsesión con la muerte. Razones: desocupación, desempleo, problemas de pareja, depresión” (Antropóloga portorriqueña Carmen Parrilla asesora de OPS “Caleidoscopio” Canal 10. 27/11/2001) “Señales seis meses antes, puede decirlo. Necesita ser el centro”. (Teledía canal 4. 01/10/2004)

    La Dra. Peláez establece que alguna de las causas principales del suicidio son la desocupación, la violencia doméstica, las drogas (legales o no). Para los ingleses la cuestión del desempleo con relación al número de suicidios, le dan mucha importancia. Se aplica en base a una paramétrica ideada por Holmes y Rahe en 1967, conocido como método económico y de fiar, que estima el stress psicosocial, que le dieron a conocer en ingles como SRRS (Social Readjustment Rating Scale) o escala de valoración del reajuste social.

    “Las Guías de Prevención y Detección de Factores de Riesgo Suicidas, elaboradas en 2007 por el MSP, indicaba que las personas mayores de 60 años con mayor riesgo de quitarse la vida son aquellas que han quedado viudas, que se consideran una carga para la familia, son víctimas de maltrato o tienen una enfermedad terminal”. (María Eugenia Guzmán. Infosurhoy.com. 23/04/2010)

    “Las enfermedades mentales son la principal causa de que una media de casi dos personas se suiciden cada día en Uruguay, según sostiene el psiquiatra y neurobiólogo Alvaro Lista, director de Pharma Research Group, una consultora de salud en el país suramericano. La depresión o su combinación con otros trastornos mentales, como las adicciones y la esquizofrenia, representan entre el 60 y 70% de los suicidios. (María Eugenia Guzmán. Infosurhoy.com. 23/04/2010)

    Es decir que de acuerdo a los estudios estadísticos y científicos en Uruguay existen por lo menos desde 1991 a 2010, un promedio de casi dos suicidios por día. Por otra parte la principal causa de suicidio son las enfermedades mentales (60 a 70%). Las personas con mayor riesgo son los mayores de 60 años.

    Debemos tener en cuenta que el retiro obligatorio en la policía son los 58 – 60 años, en la policía, por lo tanto el margen de mayores de 60 no cuentan como policías suicidas. Los enfermos mentales, tampoco deberían contar, pero no es una afirmación. De todas formas podemos decir que si el 60 o 70% de los suicidios son por enfermedad mental, entonces solo medio suicidio por día corresponde a otras situaciones, de ese 05% hay que contabilizar parte al policía.

    El 11/06/2006, decíamos bajo el título: “POLICIAS AL BORDE DEL SUICIDIO”. (analisiseinvestigacion.org) «El problema del suicidio policial, es permanente e intrínsico de esa profesión. Entender sus factores, necesito de un programa efectivo de análisis, ataque a las causas que conllevan a la autoeliminación del funcionario encargado de la seguridad. Esto tiene un componente económico – administrativo, y es que parte de la solución, pasa por mejorar las condiciones de servicio, de su remuneración. Este problema es universal y no existe policía en el mundo que no lo padezca.

    La diferencia estriba en que hay policías que brindan información y las que no; y además existe el problema moral de si esta bien o mal informar de un suicidio. La naturaleza del dilema es falsa, una cosa es publicitar las cosas y otra dar información a las personas idóneas para que estudien soluciones. Por lo tanto el primer paso es superar el silencio impuesto por el entorno del suicida, y luego acometer realmente contra los problemas que desencadenan los mismos.

    Muchas veces las autoridades optan por calificar el suicidio como muerte accidental o indeterminada, y así desviar la atención, de un flagelo, que lleva algunos países a diezmar el 2.5% de su fuerza anualmente, un índice mayor que los caídos en procedimiento. La investigación, aún se complica más cuando se trata de policías rurales, ya que ni siquiera se tiene una alarma a tiempo de su problema.

    Los policías están sometidos a una tensión que no tiene ningún otro profesional, y de esto no hace conciencia ni las autoridades ni el cuerpo social y la mayoría de las veces, ni su propia familia. Hablando con familiares de policías, se puede percibir, que estos tienen el concepto erróneo que el policía es un empleado más, como el de una tienda de supermercado. O que tiene la preocupación de una cajera de tienda. Tal vez la tensión de un taximetrista.

    La esposa de un policía, dijo que estaban sometidos al mismo estrés de un médico. A esto debemos añadir que generalmente los superiores que deben tomar participación y decisiones en cuestiones de estrategia funcional, son administrativos, lejos de la realidad ejecutiva. Tan lejos, que sus decisiones las toman de lunes a viernes, en horario de oficina, siempre y cuando no sea feriado. El policía está sometido a la presión de su servicio, a la presión de sus superiores, no importa la jerarquía.

    Luego sometido a las inconsistencias de la justicia penal, al régimen paramilitares, para exigirles comportamiento civiles. Se somete a una doble legislación, incluso opuesta, es decir si cumplen con una, son sancionadas por la otra. Es el único empleo que todos los días arriesga la vida, la libertad y el trabajo. Además debe sufrir la persecución de la prensa sensacionalista que sin prueba alguna pone en tela de juicio cualquier procedimiento, con tal que se venda.
    Las organizaciones sociales que no les interesa someterse a ningún tipo de control, aunque su libertad pase la libertad del otro. Su ámbito de trabajo, no es el adecuado, si se le proyecta para que así sea. No se planifica con asesores en derecho, seguridad y sicología laboral. Un policía percibe más violencia en un mes que el resto de la ciudadanía en toda su vida, el solo hecho de ser policía lo convierte en blanco móvil.

    Es el que a nivel mundial recibe menos remuneración, en dinero y en relación a su trabajo, la compensación es irrisoria. Lo que determina, tenga que dedicar su tiempo fuera del servicio a otras actividades remuneradas; es decir paga para trabajar en la policía. El tiempo fuera de su hogar, el descanso, y la baja remuneración, le conllevan problemas domésticos, que acarrea uno de los índices profesionales más altos de divorcio. Es paradojal que él único que reconoce el trabajo de policía, es su eterno enemigo, el delincuente.

    Dentro de su sometimiento constante a prevenir y reprimir la violencia, se encuentra el riesgo de los tiroteos. La tensión postraumática luego de un enfrentamiento armado, se asimila al de los veteranos de guerra, con el adicional que el policía, es la única persona que vive permanentemente en un estado de guerra, su campo de batalla es la ciudad y el campo, y que su respuesta debe ser civil y no militar.

    Las entidades, extranjeras que han tomado este tema en serio, notaron, que la tensión que es sometido el policía ejecutivo, trasciende la tarea de calle propiamente dicha. Las investigaciones han demostrado que los policías que salen de la calle y pasan a desempeñar tareas administrativas, o jerárquicas, mantienen o elevan el estrés. Estos se deben a que la mayor presión la ejerce el reglamento desmedido para la función, el trato personal, y la tensión al público, el intercambio con delincuentes, victimas y testigos, y la falta de preparación del superior para el trato con el subalterno, en todas las jerarquías.

    Los policías ejecutivos, dentro de las dependencias, están sometidos a una tensión permanente, en cambio el personal de calle solo llega al pico en la intervención, luego afloja la misma, pasando su problema al personal del interior de la dependencia. Los policías sufren el mismo estrés, encabezan las listas, con los controladores aéreos y los cirujanos en las microcirugías.

    Cuando se habla de policía se entienden también los bomberos, los cuales se han expuesto públicamente a estos hechos, al igual que la policía en forma individual. En nota anterior sobre el tema, obtuvimos y así lo resaltamos una respuesta inmediata, pero insuficiente, que se deriva a personas no idóneas la evaluación del policía que emite señales de tensión presuicidas.

    Finalmente se refieren a un tema recurrente, pero que describe la situación de fondo, el arma de reglamento. El arma de reglamento, es el único justificativo, por el cual se le somete al policía a un reglamento militar, sin causa probable.

    El uso del arma autorizada es tan extendido en el país, que miles de personas que portan armas, y sin manejar cifras posiblemente mayores que todos los efectivos policiales armados, que son el número menor de efectivos. Esas personas que van desde gobernantes y autoridades de los tres poderes, pasando por la guardia privada presidencial y las agencias privadas, corredores, cobradores, vendedores, etc., ninguno está sometido al régimen militar, como si lo es la policía.

    De hecho en el tema de los suicidas policiales, si bien el 95% es con el arma de reglamento, esto sucede por proximidad, pero no es determinante. Un estudio realizado por el FBI, comparativo entre la policía de Nueva York y la de Londres cuando aún no tenían autorizado a usar armas (los bobbys), daba el mismo índice de suicidios.

    Es fácil para los neófitos confundir el servicio policial con otros trabajos, y lleva absurdos como el articulo 77 de la Constitución que prohíbe al policía realizar cualquier actividad política excepto el voto; en el supuesto que el policía tiene mando; y los únicos en la policía que tienen mando son los superiores, los cuales poco pueden presionar en un país con voto secreto, pero es más, el sometimiento de la policía a la reglamentación de su función, en un acto de administración del Estado (política) y dar fiel cumplimiento al articulo 77 de la Constitución, debería negarse a cumplirlo, porque es uno de los “cualquier otro tipo de actividad política” y lea bien” el legislador, que no dice “partidaria”.

    Esa es la presión incoherente que es sometido permanentemente las 24 horas del día los 365 días del año, mientras dura en servicio el policía (promedialmente 30 años). Otros se suicidan por menos.

    En el 2008, bajo el título “SOLAMANTE POLICIA” (analisiseinvestigacion.org) decíamos: “Mientras este gobierno sigue exprimiendo a la policía, humillando con sus acciones, y decisiones, metiéndole la mano en el bolsillo insignificante, de quienes por el solo hecho de ser policías corren riesgo de vida, como ninguna otra profesión. Porque no necesita ni siquiera tomar parte en un procedimiento, basta con que este parado uniformado, o sea reconocido como policía para que cualquier delincuente solo por esa razón lo utilice de tiro al blanco, ya que es un impedimento entre él y sus inocentes victimas, asesinándolo sin que el policía tenga conciencia de porque murió”.

    Se conocieron los resultados de la encuesta a la policía llevada a cabo por la Facultad de Psicología. Una demostración más de la capacidad profesional y humana del policía y de su miseria institucional.

    «Universidad de la Republica. Faculta de Psicología. Área de Psicología del trabajo y sus Organizaciones. Informe de Devolución Proyecto de Investigación: «Calidad de Vida en el Trabajador Policial». El mismo fue llevado a cabo por estudiantes de 5° ciclo (Yesenia Ferreira Natalia Kursbaum Laura Tortorólo Gabriela Valdéz Virginia Vartabedian), perteneciente al Curso de Psicología Laboral, y fue supervisado por la docente Lic. Psic. Silvia Franco.

    Los objetivos del proyecto fueron los siguientes: Objetivo general: Analizar la calidad de vida en el trabajador policial. Objetivos específicos: Analizar como afecta su trabajo en su calidad de vida en general. Delimitar si existe malestar y cuáles son las condiciones de trabajo que lo promueven. Observar si existe sufrimiento en el trabajador policial y, en caso afirmativo, cómo lo expresa.

    La metodología de trabajo empleada consistió en la realización de entrevistas a informantes calificados (Ministerio del Interior, Jefatura de Policía de Montevideo, Gremio de Policías – Sin Pol Ur-. Círculo Policial del Uruguay, Escuela Nacional de Policías. Unidad de Distress Funcional y Departamento de Salud Ocupacional). El sondeo fue realizado a 135 funcionarios pertenecientes a diferentes seccionales de Montevideo, Cárcel Central, Cárcel de Mujeres, Comisaría de la Defensa de la Mujer y de la Familia, Dirección de Seguridad y Guardia de Coraceros.

    Cabe destacar que este informe se trata de un estudio preliminar. En base a la información recabada, el equipo de investigación observa los siguientes aspectos: Se encontró que en general, en los policías encuestados existiría afinidad por las funciones que desempeñan y conformidad con las tareas que realizan. El equipo investigador se cuestiona si este podría ser uno de los aspectos que influiría para que el trabajador continúe en su labor a pesar de los factores negativos.

    Asimismo se observó en las encuestas, que este grupo de policías otorgó una alta valoración a características personales tales como ser servicial, honesto, tolerante, competente, obediente, educado y responsable. Se vio reflejada una marcada inclinación a cooperar con el otro; todas estas características podrían estar conformando un perfil particular.

    En lo que refiere a las condiciones y medio ambiente de trabajo la percepción de una baja remuneración que no sería acorde a las exigencias y responsabilidades de la función, así como también al riesgo de vida al cual podrían enfrentarse. A fin de subsanar esta situación, un alto porcentaje de funcionarios encuestados recurre al servicio 222 como medida paliativa. Esto implicaría la existencia de extensas jornadas laborales que podrían constituirse en un factor estresante para el policía.

    La extensión de las jornadas laborales podría obstaculizar sus vínculos familiares y sociales en general, además de impedir el desarrollo de actividades recreativas y de ocio, aspectos que resultan beneficiosos para la calidad de vida del trabajador en general. Podrían considerarse como debilidades en el grupo de trabajadores entrevistados y encuestados, la percepción de salarios bajos y las extensas jornadas laborales que suelen desempeñar para compensar esta situación.

    Cabe destacar que durante las entrevistas realizadas, se pudo observar falta de información con respecto a los servicios de atención psicológica que brinda la organización a los funcionarios policiales. Como recomendaciones se sugiere la creación de nuevos espacios de intercambio de experiencias relativas a la función, coordinados por equipos multidisciplinarios conformados por psicólogos, ex funcionarios policiales, asistentes sociales y psiquiatras, a fin de trabajar colectivamente sobre aquellas situaciones que son fuente de estrés para el funcionario policial.

    Sería recomendable hacer circular fluidamente la información acerca de los servicios de atención psicológica con los que cuenta actualmente la organización”. (Montevideo, 25/01/2008)
    (24/07/2005) «Hemos abordado el problema del suicidio, más de una vez. Pero si existe alguna complicación extra a dicho problema, se constituye cuando un policía experimenta problemas emocionales serios, los cuales a largo plazo pueden llevarlo al suicidio. El funcionario policial en ese caso promueve dos reacciones:

    Primero, todos quienes lo rodean inicialmente niega que este tenga un problema. Segundo, incluso cuando el problema se reconoce, los funcionarios afectados se resisten a menudo a buscar ayuda por el miedo de perder su trabajo, degradarse, o exponer sus problemas personales quedando en ridículo.

    Estas reacciones sistémicas comunes deben superarse antes de que cualquier intervención pueda tener lugar. Se debe evitar que los obstáculos superen a la intervención. Muchos funcionarios se sienten que la consulta a un profesional de salud de mental signifique la pérdida de sus trabajos. Los oficiales tienen un sistema de valor similar y, ellos a menudo no toman la acción apropiada debido a esta creencia.

    Es común que el grupo, de policías y oficiales tiendan a “proteger” a esos funcionarios que experimentan la depresión y han negado la existencia de cualquier problema. Sin embargo, tal “encubrimiento” obvio va en perjuicio del afectado, negándoles la ayuda que ellos necesitan. Los funcionarios afectados con problemas, normalmente se resisten a buscar ayuda, y los oficiales temen que si ellos buscan la ayuda, se amenace el empleo y la seguridad económica de este. Este mito puede evitarse a través de políticas organizas del instituto y de los oficiales en el acercamiento para tratar con los suicidas potenciales.

    Debe llevarse a cabo educación en la prevención y atención de la depresión y suicidio para todo el personal. De los funcionarios que reciben la ayuda, deben estar incluso los que son buenos funcionarios Ellos deben ser informado que buscar la ayuda no significa el fin de una carrera, pero si una forma de mejorar una nueva carrera. Se debe apoyar los signos positivos de la ayuda, no la debilidad, y eso debe formar la base de cualquier programa de la prevención. Un programa de prevención de suicidio sólo puede trabajar si los miembros del organismo se sienten libres para tomar ventaja del anuncio de ello.

    Los administradores policiales y oficiales, deben comunicar a los funcionarios cuatro mensajes claros: 1) Buscar la ayuda sin que esto signifique el fin de su trabajo o una acción punitiva; 2) toda la información se respetará y se guardará confidencial; 3) No tratar de todas maneras de solucionar la situación, no importa cuan desesperado parece en el momento; y 4) alguien está disponible a ayudarles a tratar con sus problemas. Estos mensajes deben ser transmitidos claramente a todos los funcionarios. Reconociendo las Señales de la Advertencia. Identificando a funcionarios de riesgo es el primer paso hacia la ayuda.

    ¿Cualquier modelo común a de ser encontrado en la conducta suicida policial? En realidad, cualquier miembro del cuerpo puede deprimirse y podrían tender al suicidio bajo ciertas circunstancias. Sin embargo, un camino largo de acontecimientos llevan al acto final. Muchas personas suicidas han mezclado los sentimientos que padecen y esperan ser rescatados. Aproximadamente 75% dan alguna señal débil de sus intenciones. Se debe reconocer y tomar en serio, estas señas temprana de suicidio. Mientras cualquiera puede tener un día oscuro ocasional, las personas que tratan con la depresión, padecen un malestar más profundo, a largo plazo. La depresión es un desorden de humor que puede caracterizarse como el clima general de una persona en lugar y en una determinada condición.»

    Los episodios depresivos significantes duran por lo menos dos semanas. Durante este tiempo, una de persona cambia en apetito o peso; tiene alterado sus sueño y la actividad psicomotora es reducida; también la energía se reduce. Tiene sentimientos de inutilidad o culpa; con dificultad para pensar, para concentrarse, tomar decisiones; y posee pensamientos recurrentes de muerte o suicidio. Finalmente, esta persona podría planear o podría intentar suicidarse. Las conductas como exhibir el enojo persistente, respondiendo a eventos con los arranques de ira, o culpar a otros por eventos menores deben ser consideradas indicadores de posible anomalía.

    Evaluando el problema, los oficiales o administradores deben fijar entrevistas con funcionarios que parecen deprimidos, tristes, que rinden menos, o «desanimados» Durante esta entrevista, el supervisor debe buscar las expresiones faciales tristes, y debe estar alerta a un cambio de humor. El funcionario podría quejarse de sentimientos bajos, o no mostrar sentimiento en absoluto, o estando ansioso. Podrían informarse sobre sus dolores corporales y dolores para cubrir los verdaderos sentimientos del funcionario.

    Los sentimientos desesperados e impotencia indican un riesgo alto de suicidio. Funcionarios que piensan y hablan en estas condiciones se sienten que sus vidas están desprovistas de esperanza, o ellos se ven como incapaz de influir en sus situaciones. Cuando ellos alcanzan este punto, toman a menudo la acción. La finalidad de suicidio podría verse como una técnica para restaurar sentimientos de fuerza anterior, valor, y dominio sobre el entorno.

    Los oficiales deben escuchar cuidadosamente las expresiones de estos sentimientos. Identificando a funcionarios de riesgo es el primer paso para ayudarlos. Los funcionarios suicidas podrían tener las influencias negativas también en sus vidas personales. Se deben buscar historias que podrían incluir conducta suicida, enfermedad mental, depresión crónica, varios divorcios, y alcoholismo.

    Las pérdidas en la vida de un compañero, abuso de droga, y la carga excesiva de tensión también contribuye al problema. Los funcionarios más viejos podrían experimentar problemas físicos de cara a la jubilación inminente y se sienten que ellos se aislarán socialmente. Tales pérdidas físicas y sociales, alteran los sentimientos destructivos de desesperación e impotencia. La mayoría de las personas ha mezclado las emociones tendientes al suicidio, y los sentimientos suicidas tienden a ser episódicos, entrando en ciclos. Los funcionarios con problemas quieren ser rescatados, pero no quiere pedir la ayuda o saber qué ayuda específica pedir.

    Este estado de confusión en sus trabajos dan la ventaja de una visión excelente porque los funcionarios suicidas requieren de una autoridad fuertes para dirigir su tráfico emocional y tienen sentimientos confusos. Por consiguiente, los oficiales deben asegurar al funcionario suicida el apoyo rápido y la ayuda debe estar disponible. El estilo de dirección circunstancial que aplica aquí es uno directo. Funcionarios en un estado suicida están abiertos mentalmente a la sugestión y son proclives responder al mando.

    Los oficiales deben usar su autoridad para decirle al funcionario qué acción esperan de ellos. Es importante al oficial preguntar específicamente si el funcionario está teniendo pensamientos destructivos. Muchos encuentran difícil de hacer tal pregunta básica, pero debe hacerse. Hay funcionarios que dicen que están teniendo pensamientos suicidas. Todas las amenazas deben tomarse en serio. Otras personas no podrían haber oído sus súplicas para la ayuda. El oficial debe planear su intervención para que lleve a una referencia profesional.

    Los métodos específicos de intervención deben pensarse tan cuidadosamente como fuera posible para evitar violencia dirigió hacia el centro, afuera o a otros funcionarios. Las investigaciones indican claramente que siendo un policía aumenta el riesgo de suicidio. Dentro de la cultura policial, el rechazo de ser conciente de la situación retarda a menudo la ayuda. El policía a lo largo del estudio debe dejar de pretender que el problema de suicidio policial no existe o que se marchará. Alguno debe romper el silencio de rechazo y toma la acción Una buena prevención pueden ahorrar una vida.

    Cuando elimines lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca debe ser la verdad, Dr. Watson»
    Luciano Posada. Policia retirado.
    Perito Judicial. Criminalista e Investigador criminal.
    «UNO DE LOS MEJORES TRABAJOS PROFESIONALES, QUE HEMOS LEIDO SOBRE NUESTRA REALIDAD INSTITUCIONAL». (Circulo Policial del Uruguay. 16/03/2012).

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