Entrenamiento en tiro policial: una de métodos surrealistas

Esto no es adiestramiento. En el menos grosero de los casos es jugar, hacer el gamba. Pero la culpa en absoluto la tiene el tipo que obedece las órdenes, pues con total seguridad sigue las indicaciones de un instructor o director de tiro. Esto es lo que sucede cuando el entrenamiento y la formación se confunden con la diversión y el fantasmeo.

Por cierto, esto también es una muestra más del riesgo que genera manipular las armas manteniendo los mecanismos de disparo en simple acción, se esté formado de mala manera, que es como están formados reglamentariamente casi todos los portadores de armas, o se esté formado de modo básico o elemental, que para mí es estar mal formado.

Antes de echar a correr hay que aprender a caminar, pero gatear es el primer y más saludable paso que hay que dar en todo avance evolutivo. ¿Hablamos de nuevo de esas funditas que extraen las pistolas en simple acción y además (¡qué chulo!) desactivan los seguros manuales…?

Amigos, salgan por patas cuando un presunto maestro defienda la opción de currar a recámara vacía. Solo un instructor de nivel infrabásico puede defender tal postura, por más galones, trofeos, condecoraciones y diplomas que posea. Si el supuesto Sensei le guiña el ojo a las fundas mágicas (las automáticas), entonces no solo tienen que quitarse de enmedio, también tienen que mandarlo a tomar viento fresco por el callejón de la peste, por el siempre sucio.

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