DONDE NUNCA PASA NADA…

Donde todo el mundo dice que jamás pasa nada peligroso, porque la población es muy tranquila, pequeñita y no junta ni a ocho mil vecinos, sostiene la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Alicante, mediante la Sentencia 96/2021, que en julio de 2019:

«[…] Los agentes de la Policía Local requirieron de manera insistente al acusado para que depusiera su actitud, haciendo este caso omiso. Con un evidente desprecio hacia la vida del agente A108 y llevando consigo ambos objetos, se dirigió hacia el mismo intentando clavarle la horqueta en el abdomen. De igual forma, el acusado intentaba morder y clavar a los agentes un bolígrafo. Posteriormente, el acusado se intentó esconder en el trastero. Localizado el procesado, el agente A108 se introdujo en el mismo, siendo golpeado fuertemente en la cabeza con uno de los objetos que llevaba el acusado, haciendo recular al perjudicado. En ese momento se dirigió hacia la agente A116, disparando al aire el otro funcionario, haciendo caso omiso el acusado. A fin de evitar nuevas agresiones que atentaran directamente contra la vida de todos los allí presentes, el agente A108 tuvo que disparar al acusado en la zona de las piernas, sin conseguir que cesara en su ataque. […] Respecto al delito de asesinato, resulta esencial la concurrencia del “animus necandi”, que en este caso resulta evidente a la vista del medio empleado, una barra de hierro fabricada con un trozo de cableado eléctrico de diámetro considerable, con la que se le propinaron a la víctima repetidos golpes en zonas vitales, concretamente en la cabeza. […] El referido agente quedó aturdido, por lo que para evitar nuevos ataques del acusado a él mismo y al resto de las personas, montó el arma de fuego que portaba, disparando primero al aire y después, ante los intentos del acusado de avanzar hacia él, le disparó varias veces, dándole finalmente en la pierna y cayendo al suelo Mohamed. […] Tanto las zonas hacia las que se dirigió la agresión como los medios empleados en dicha agresión, que fueron la porra ya descrita y la horqueta de dos puntas, que llegó a clavarle en el costado, así como la virulencia de los golpes asestados en la cabeza, que dejaron a la víctima aturdida, de manera que de no haber intervenido el agente 116 y posteriormente de no haber empleado el 108 el arma de fuego, la agresión a éste habría continuado produciendo incluso la muerte de la víctima».

Señoría, no hay más preguntas.

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